Una semana después de la invasión rusa a Ucrania, el mundo sigue con los ojos puestos en Europa y observa el terror que causan las ambiciones de Vladímir Putin.
El conflicto tiene consecuencias mundiales y es el peor que ocurre en décadas. Más de un millón de ucranianos se han ido ya al exilio y los muertos se cuentan por centenares. A pesar de las presiones, Putin avanza.
Comienzo de la invasión
El 24 de febrero al amanecer, el presidente ruso, Vladimir Putin, que había concentrado entre 150.000 y 200.000 soldados en torno a Ucrania en las últimas semanas, anuncia una “operación militar” para --según él-- defender a los territorios ucranianos que se declararon independientes y cuya independencia Rusia había reconocido tres días antes.
Poco después del anuncio de Putin se oyeron fuertes explosiones en Kiev y en varias ciudades del este y del sur de Ucrania. El gobierno ucraniano denuncia una “invasión a gran escala”.
La ofensiva provoca indignación internacional. “El mundo exigirá que Rusia rinda cuentas” tras este “ataque injustificado”, advierte el presidente estadounidense, Joe Biden.
El dirigente ucraniano, Volodimir Zelenski, anuncia una movilización militar general.
Por la mañana, las fuerzas terrestres rusas penetran en territorio ucraniano desde Rusia y desde Bielorrusia.
Putin amenaza
El 26, el ejército ruso recibe la orden de ampliar su ofensiva por Ucrania “en todas direcciones”.
El 27, Vladimir Putin anuncia que puso en alerta a la “fuerza de disuasión” del ejército ruso, que puede incluir las armas nucleares. La Casa Blanca denuncia que es “inaceptable”, la OTAN critica la actitud por “irresponsable”.
La Unión Europea (UE) informa que financiará la compra y entrega de armas a Ucrania.
Volodimir Zelenski, presidente ucraniano, aplaude la formación de una “coalición” internacional de países para ayudar a Ucrania.
Lluvia de sanciones
Los países occidentales ordenan sanciones económicas cada vez más severas contra Vladimir Putin, personas cercanas y la economía y el sector financiero rusos.
Se excluye a siete bancos rusos del sistema financiero internacional SWIFT y bloquean, junto con Estados Unidos, los activos del Banco Central ruso.
Se cierran los espacios aéreos y Rusia se ve apartada de multitud de eventos deportivos y culturales. La UE prohíbe la difusión en su territorio de los medios públicos rusos RT (antigua Russia Today) y Sputink.
Empiezan las negociaciones
El 28 de febrero comienzan las negociaciones entre Rusia y Ucrania en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia, pero no se llega a ningún acuerdo.
En una conversación con el presidente francés Emmanuel Macron, Putin pone como condiciones para frenar la invasión de Ucrania que Crimea (arrebatada a Ucrania por Rusia) sea reconocida como un territorio ruso, la “desnazificación” del gobierno ucraniano y que Ucrania tenga un “estatus neutro”.
Bajo el fuego ruso
El 2 de marzo, tropas rusas transportadas por aire llegan a Járkov (norte de Ucrania), segunda ciudad del país, cerca de la frontera con Rusia y bombardeada desde el día anterior.
En el sur, la ciudad portuaria de Jersón, cerca de Crimea, también es bombardeada.
En el sureste, la artillería rusa ataca intensamente Mariúpol, el centro de la ciudad y zonas residenciales a orillas del mar de Azov, un día después de haberse apoderado del puerto de Berdiansk, situado a 90 kilómetros.
El control de Mariúpol, una ciudad de 441.000 habitantes, le permitiría a Rusia asegurarse una continuidad territorial entre sus fuerzas llegadas desde Crimea y desde los territorios que se declararon independientes.
Toma de Jersón
El 3 de marzo, responsables ucranianos confirman que el ejército ruso tomó Jersón, primera gran ciudad que cae en sus manos.
Járkov, en el norte, fue bombardeada durante la noche. En Kiev se escuchan fuertes explosiones. Miles de mujeres y niños llevan varias noches durmiendo en el metro, convertido en refugio antiaéreo.
Nuevas conversaciones
Ucrania y Rusia acordaron crear corredores humanitarios para evacuar a los civiles.
Vladimir Putin advierte que la operación del ejército ruso va a “agravarse” si los ucranianos no aceptan sus condiciones.