El Museo Paleontológico de San Pedro, en Argentina, informó el hallazgo de una flor que data de hace 1000 años.
Este hito se convirtió en el primer registro del Holoceno en Argentina y permitió esclarecer en profundidad cómo fue ese período geológico. Parte del equipo de expertos que trabajó en la expedición aseguró que la flor se encuentra bajo observación para clasificarla e identificar su especie.
La localidad de San Pedro al norte de la provincia de Buenos Aires -y a poco más de 160 kilómetros de Capital Federal- cuenta en su periferia con un importante y rico yacimiento arqueológico en donde en diferentes oportunidades se desenterraron restos óseos de un tigre dientes de sable y un armadillo de hace 500 mil años, entre otros.
Lo cierto es que, en esta oportunidad, se obtuvo un ejemplar único hasta el momento, tras el resultado de una caminata de rutina por una zona conocida como Bajo del Tala. Emma Lostal, Jorge Martínez, Julio Simonini y José Luis Aguilar fueron quienes integraron el equipo de expedición dentro del campo de propiedad privada Spósito SA que les permitió el acceso.
El objetivo fue estudiar “antiguos barros oscuros, casi negros”. Aguilar -quien es fundador y director del museo- divisó la flor de un centímetro de diámetro. Según explicaron a este medio, la antigüedad del suelo de ese terreno está fechado entre los 900 y los 1300 años, por lo que de inmediato tomaron conciencia de ese elemento botánico impregnado allí.
“Esta flor proviene de un momento histórico mundial, conocido como la Edad Media o Medioevo. En el período en el que creció la planta que desarrolló esta flor, se producían diferentes hechos que marcaron la historia de la humanidad. En Europa prosperaban los caballeros medievales; los vikingos exploraban Groenlandia y América; se daba el colapso de los antiguos mayas en México y los mongoles iniciaban ataques a China.
“El norte de Buenos Aires estaba poblado por grupos indígenas que habitaban la ribera del río Paraná y su zona de influencia. De hecho, en la capa donde fue hallada, suelen encontrarse fragmentos de alfarería, asociados a restos de fauna como, por ejemplo, carpinchos, ñandúes, ciervos de los pantanos y nutrias, entre otros animales que habitaban la zona y eran cazados por aquellos pobladores”, citó el museo.
Las observaciones preliminares de esta flor indicarían que tiene su origen en el Holoceno -período geológico que inició 11.700 años antes del 2000 de nuestra era contemporánea- y se debe a un afloramiento natural.
Por su parte, Martínez, que es doctor e investigador independiente del CONICET, remarcó que “no se trata simplemente de una flor, sino más bien de una inflorescencia, conocida como ‘capítulo’, que consiste en grupos de numerosas flores que han sido fuertemente reducidas y modificadas, adoptando la apariencia de una sola flor.
“Esta inflorescencia de tipo capítulo es característica de la familia de las Asteraceae o también conocidas como Compuestas. Los registros de inflorescencias fósiles de la familia Asteraceae, a las que pertenecen plantas como las margaritas, girasoles, cardos, dalias y alcauciles, son escasos. Esto se debe a la naturaleza sumamente frágil de las piezas florales que componen estos capítulos, así como a su capacidad para disgregarse y dispersar sus semillas una vez alcanzada la madurez”.
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En tanto, los próximos estudios a llevar a cabo se centrarán inicialmente en la clasificación sistemática del espécimen, con el objetivo de identificarlo, si es posible, a nivel de especie, planteó el experto. Además, desde el Museo Paleontológico de San Pedro reiteraron que luego de los análisis será expuesta de manera permanente.