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El general Humberto Ortega, hermano del dictador nicaragüense Daniel Ortega falleció, y más allá de su muerte se evidencia cómo estaba sometido a su hermano y como era un prisionero de su propia sangre.
En un amplio reportaje, Infobae había entrevistado a quien fue jefe del ejército sandinista hasta mayo del 2024, en dicha entrevista criticó el régimen de su hermano y según el medio luego de esas declaraciones cayó en desgracia.
“Con la ausencia de Daniel sería muy frágil sostener todo lo que hasta ahora ha logrado sostener con gran esfuerzo y con enormes complejidades. No solo a nivel interno, sino también con las fuerzas aliadas de las izquierdas y los gobiernos de la región. Al único que conocen es a Daniel”, dijo Humberto a Infobae.
El general luego de la publicación había enviado un mensaje a la redacción de Infobae en el que decía que estaba recibiendo amenazas.
Él se había comunicado con el diario La Prensa para denunciar que la policía llegó a su casa, la rodeó y le quitaron todos aquellos aparatos electrónicos que tenía en casa.
Aquella última comunicación con la prensa la hizo por WhatsApp, con un celular prestado.
Tan solo un día después se supo que estaba internado por un problema de salud, el 20 de mayo, según Infobae nadie entendía la razón por la que informaron de la situación médica si ya no era parte de la Policía de Nicaragua.
Nueve días después, el Hospital Militar Dávila Bolaños, en Managua, informó mediante una nota de prensa que el ex jefe militar estaba muy grave.
“El paciente presentó deterioro brusco de su condición con choque cardiogénico y alteración de estado de consciencia que ameritó tratamiento de terapia intensiva para mantener cifras de presión arterial”, dice la nota del hospital.
El hermano Daniel Ortega falleció el pasado 30 de setiembre, sin embargo, la primera nota de prensa no lo vincula con el dictador.
Más tarde, un comunicado valora su aporte.
“Al comunicar su fallecimiento recordamos el aporte estratégico del general Ortega como militante sandinista desde su adolescencia, su valentía en acciones militares revolucionarias como el rescate del comandante Carlos Fonseca Amador en Costa Rica, donde fue baleado y perdió la movilidad física de la parte superior de su cuerpo”, detalló el comunicado.
Añade: “El general en retiro Humberto Ortega, nacido en una familia de identidad y fuerza sandinistas, con padres ejemplares, como don Daniel Ortega Cerda y doña Lidia Saavedra de Ortega, junto a sus hermanos, Daniel, Germania, Camilo, nos deja un legado de ciencia y prácticas guerrilleras y valiosos fundamentos y testimonios de capacidad, audacia y empeño en reconocer en la historia revolucionaria y antimperialista del pueblo nicaragüense”.
Infobae hace hincapié en que tan solo 124 días de su muerte, Daniel Ortega y Rosario Murillo, vicepresidenta lo habían declarado “traidor de la patria”.
Daniel había acusado a su hermano porque hace 32 años condecoró a un militar estadounidense.
“Antes, en diciembre de 2018, el año de las masivas protestas ciudadanas, Daniel Ortega acusó a su hermano de “convertirse un peón de la oligarquía y del imperio” porque propuso elecciones adelantadas en un escrito público como una posible solución a la crisis política que vivía (y vive) el país”, señala Infobae.
Daniel y Humberto estuvieron al mando del régimen en los años 80. Humberto se mantuvo como jefe del ejército durante el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, pero ella cuatro años después anunció el retiro del general.
Desde aquel momento el hombre escribía libros de historia.
Infobae detalla que Humberto Ortega Saavedra ha mostrado su desacuerdo con muchas de las acciones de su hermano, más que con intención de confrontarlo, para aconsejarlo en estrategias para sobrevivir en el poder.
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El hermano de Daniel Ortega era acusado de reclutar miles de jóvenes para la guerrilla antisandinista. También le achacan su participación en la masacre Navidad Roja, en la que fueron asesinados muchos indígenas.
“Otro episodio que persiguió a Humberto fue la muerte del adolescente Jean Paul Genie, quien fue asesinado a balazos por su escolta personal el 28 de octubre de 1990 cuando intentaba aventajar una caravana de Ortega. Este crimen quedó impune”, señala Infobae.
Humberto respondió a Infobae cuando le consultaron si estaría dispuesto a someterse a la justicia por todas esas acusaciones.
“Abrir heridas ya sanadas en las distintas amnistías a lo largo de la historia sería desastroso para la estabilidad del país. Igualmente seríamos procesados los sandinistas y los opositores al gobierno, tanto los contrarrevolucionarios en armas o los civiles en labor de desestabilización política”, dijo.
