Maximiliano Acosta, un argentino de 42 años, fue víctima de un grave error judicial que lo mantuvo encarcelado durante tres semanas.
A comienzos de octubre, mientras viajaba en un autobús de larga distancia desde Mendoza hacia Buenos Aires, agentes de la Policía detuvieron el vehículo para realizar un control. En el equipaje de Acosta encontraron 18 envases de talco que, tras un test preliminar, fueron identificados como cocaína.
Una acusación precipitada
El caso tomó relevancia nacional rápidamente. La Policía emitió un comunicado oficial informando sobre la supuesta incautación de drogas y la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, celebró la captura en sus redes sociales.
En un tuit que permanece publicado, la ministra escribió: “Un hombre intentó burlar un control en Mendoza, llevando más de 2kg de cocaína ocultos en envases de talco dentro de un micro de larga distancia. Pero la Policía lo descubrió rápidamente gracias a su nerviosismo y actitud sospechosa”.
Este pronunciamiento oficial, junto con las declaraciones iniciales de las autoridades, consolidaron la acusación contra Acosta. Sin embargo, todo cambió semanas después.
La verdad detrás del talco
Transcurrieron 21 días desde su detención para que un análisis definitivo, realizado por la Policía Federal, confirmara que el contenido de los envases era talco común, y no cocaína.
Este resultado exoneró a Acosta y obligó a la justicia a ordenar su liberación. Durante ese tiempo, el hombre estuvo privado de su libertad, sin posibilidad de defensa adecuada, según el medio Clarín.
Además, Acosta denunció que sus pertenencias fueron robadas mientras permanecía en prisión. Su familia también enfrentó momentos de incertidumbre, ya que durante días no lograron comunicarse con él ni obtener información sobre su paradero.
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Polémica en el sistema judicial
El caso generó una ola de críticas hacia las autoridades en Argentina. El error en los procedimientos, desde el test inicial hasta el manejo de las pruebas, puso en evidencia fallas graves en los sistemas de justicia y seguridad de ese país.
La confusión entre talco y cocaína no solo implicó un calvario personal para Acosta, sino que también desató una serie de noticias falsas y acusaciones erróneas.
Este incidente renovó el debate sobre la necesidad de garantizar análisis precisos y decisiones judiciales basadas en pruebas confiables, así como el derecho de los detenidos a una defensa justa y a un trato digno durante todo el proceso legal.