Un nepalí, a quien le amputaron sus dos piernas en Afganistán cuando era soldado de la brigada de los Gurkas, se prepara para cumplir su “sueño de niño” y alcanzar la cima del Everest. ‘Ni piernas ni límites’, es su lema antes de enfrentarse a la mítica montaña el próximo mes.
Hari Budha Magar, de 43 años, fue amputado de ambas piernas, por encima de las rodillas, tras haber resultado herido por un artefacto explosivo artesanal en Afganistán en 2010, en una misión de la brigada de los Gurkas, unidad de soldados nepalíes que pertenece al ejército británico.
Tras años de rehabilitación y entrenamiento, espera ascender al Everest el próximo mes, un proyecto que presenta en su página de internet con el lema: ‘Ni piernas ni límites’.
Una vez superó la conmoción inicial inherente a su nueva condición de no tener sus piernas, estableció como objetivo ver qué podía hacer “físicamente”, explica antes de partir hacia el campo base del Everest.
Experimentó con el paracaidismo y el esquí. “Se me abrió el espíritu y probé todo”, recuerda. Pronto se podría convertir en el primer amputado por encima de las rodillas en alcanzar el ‘Techo del Mundo’ y sus 8.849 metros.
Hari Budha Magar Himalaya creció en el Himalaya por lo que la ascensión al Everest era su “sueño de niño”.
“Muchos obstáculos”
“Cuando esquiaba, la vista de las montañas me recordaba al Everest. Me preguntaba todo el tiempo si un día podría subirlo, entonces lo intenté y vi que era posible”, explica.
El alpinista lleva un equipaje diseñado especialmente, recubierto de silicona en la zona de los muslos para protegerlo de las congelaciones. Además lleva tacos en sus prótesis más cortas de lo habitual.
En su trayectoria hacia el Everest ya alcanzó la cima del Mera Peak, a 6.476 metros de altitud en Nepal, y el Mont Blanc, el techo de Francia con sus 4.808 metros.
Solo dos amputados, ambos por debajo de las rodillas, han alcanzado la cima del Everest: el neozelandés Mark Inglis en 2006 y el chino Xia Boyu en 2018.
Hari Budha Magar se preparó para esta expedición en 2018, pero tuvo que aplazar el proyecto para enfrentarse a una ley, adoptada en Nepal en diciembre de 2017 y revocada después, que impedía la ascensión al Everest a las personas con doble amputación o ciegas por razones de seguridad.
“He tenido muchos obstáculos, pero finalmente todo se ha podido ordenar para realizar mi sueño, estoy contento”, dice.
El calendario de su ascensión coincidirá, por azar, con la coronación de Carlos III, el nuevo rey de Inglaterra, como ocurrió con la subida al Everest del neozelandés Edmund Hillary y del nepalí Tenzing Norgay con la coronación de Isabel II hace 70 años.
“Luché por esta corona, perdí mis piernas por esta corona”, recuerda.
El veterano soldado luce pantalones cortos, sin importar la temperatura, exhibiendo con orgullo sus prótesis, a diferencia de los primeros tiempos después de su accidente.
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“Creía que mi vida se acababa”
“Creía que mi vida se acababa, pensaba que pasaría el resto de mi vida en una silla de ruedas”, rememora, reconociendo que durante dos años tuvo pensamientos suicidas. Se pudo recuperar por amor a sus tres niños.
“Mi objetivo principal es informar sobre la discapacidad. Si yo hubiera estado al corriente, no habría perdido dos años de mi vida, hubiera aprovechado”, comenta.
Los discapacitados no están condenados a la parálisis, “solo tienen una manera diferente de hacer las cosas”, continúa.
“Si se puede adaptar la vida al tiempo y a la situación, todo es posible, no hay ningún límite, el cielo es el límite”, dice con optimismo.
Su guía Krishna Thapa cree que conseguirán el reto del Everest: “Es un gran alpinista, se prepara desde hace seis años y ha batido varios récords, ningún alpinista ha logrado esto”.