Sophie llegó al hospital con un dolor de hombro y problemas en la postura, pero el diagnóstico reveló la urgencia de una cirugía.
Sophie tiene 12 años y recibió una sorpresa luego de haber visitado la sala de urgencias del hospital de Liverpool, Inglaterra. Todo comenzó en el colegio: la pequeña jugaba con sus compañeros hasta que una caida interrumpió la diversión. Regresó a su casa, le contó a su mamá y empezó a quejarse de un fuerte dolor de hombro, espalda, mano y rodilla.
Hasta el momento, cualquier padre pensaría que se trataba de un simple golpe y la visita al quiropráctico y fisioterapeuta no revelaron nada más que las lesiones habituales de este tipo de caidas; pero el verdadero diagnóstico sería aún más preocupante.
Algo andaba mal. Su postura estaba cambiando y los dolores no se iban. No fue sino hasta que Heidi Burgess, su madre, la ayudó a amarrar la parte de atrás de una bikini que notó una pronunciada curvatura en su espalda.
En diálogo con el medio Liverpool Echo, Burgess explicó “esto parece haber surgido de la noche a la mañana”, ya que en los últimos meses “no hubo cambios aparentes en Sophie”. No obstante, la pequeña arrastraba con anterioridad varios diagnósticos: dispraxia --trastorno en el desarrollo de la coordinación--, hipermovilidad en las rodillas y fatiga crónica.
Algo increíble
Con esos antecedentes, el dolor y la curvatura, acudieron juntas a un consultor ortopédico del Servicio Nacional de Salud (NHS las siglas en inglés) donde se le detectó una curva de 80 grados en la columna.
El médico que la revisó la diagnosticó con una escoliosis de progresión rápida y que había que intervenir de manera inmediata. “Nos dijo que había crecido siete centímetros en el último año, que es muy común sobre todo en la pubertad y que aparece casi de la noche a la mañana”, relató Burgess.
“También dijo que es muy grave y podría ser muy problemático, más que nada teniendo en cuenta la edad y cómo está creciendo. La única opción es la cirugía porque si la curva empieza a ir más lejos puede aplastar sus pulmones y el corazón “, añadió la madre.
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Hoy, Sophie todavía está con constante y extremo dolor, además de no poder completar las tareas más simples por agotarse con mucha facilidad. La pequeña había hecho frente a sus problemas y había comenzado a practicar equitación, por lo que la noticia la “derrumbó”.
“Me puse a llorar con los anteojos de sol para que ella no me pudiera ver. Ella estaba molesta y preocupada, pero su ánimo es positivo y está poniendo todos sus esfuerzos para la recaudación de fondos”, explicó su mamá.
La cirugía no la cubre el servicio médico, por lo que tiene que juntar la plata necesaria para fines de junio, dado que el tiempo que tienen para evitar mayores complicaciones es muy corto. Su familia, hermano y amigos la acompañan en todo momento y juntos piensan ideas para poder juntar los fondos que necesitan para la operación.
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El diagnóstico lo recibieron en abril y ahora Sophie es monitoreada por profesionales para controlar el desplazamiento de su columna y la progresión de la curvatura. De no mediar inconvenientes y conseguir el dinero, podría someterse a la operación en junio.