Yên Bái, Vietnam,
AFP
En Vietnam, país de consumidores aficionados a platos a base de perros, gatos y reptiles, la serpiente es una especialidad culinaria que se sirve frita y acompañada de hierba limón y pimiento picante.
También se come preparada como salchicha o marinada en papilla y la sangre se bebe en acompañamiento, mezclada con alcohol de arroz, ya que se le atribuyen virtudes medicinales.
“La carne de serpiente es deliciosa y nutritiva”, asegura Nguyen Van Duc, cliente de un restaurante especializado, en Yên Bái, al norte de Vietnam.
“Aunque el número de serpientes en la naturaleza tiene a disminuir, aquí, en Yên Bái tenemos la selva y un buen ambiente. A veces me traen una decena de kilos de serpiente que no puedo comprar”, relata Duong Duc Doc, propietario del restaurante.
Los vietnamitas, criticados en el extranjero por su apetito por todo tipo de carnes y su indiferencia ante el sufrimiento animal, explican que su tradición recomienda mantener a estos reptiles con vida al abrirlos para que, mientras se les vacía de su sangre, su corazón siga latiendo.
“Al cortar a la serpiente, su sangre debe caer en alcohol muy fuerte para que se mueran las bacterias”, afirma Dinh Tien Dung, un chef especialista de este animal.
“Todo el proceso de transformación de estos animales en platos o bebidas es muy doloroso para ellos”, critica Iona Dungler, responsable de la fauna salvaje de la ONG Four Paws, con sede en Hanói, que añade “además, se hace por razones injustificadas”.