Los feligreses católicos de Nicaragua celebraron este viernes el viacrucis en los jardines de los templos y no en las calles, en medio de tensiones entre el gobierno del presidente Daniel Ortega y la Iglesia.
Medios opositores y algunos sacerdotes aseguraron que el gobierno prohibió las tradicionales procesiones de Semana Santa en las calles, aunque oficialmente no se informaron restricciones sobre el particular.
En la catedral de Managua, el viacrucis fue encabezado por el cardenal Leopoldo Brenes, quien destacó que todas las iglesias estaban llenas. Según la legislación local, la policía debe autorizar toda actividad pública, incluidas las religiosas.
“Es triste cuando se dice que no hemos celebrado procesiones y todititas se han celebrado (...) Yo quiero agradecer a la gente que sí ha participado masivamente”, indicó Brenes a la prensa.
“Nuestras iglesias, el reporte que tengo de los sacerdotes, están todas totalmente llenas”, agregó el cardenal y arzobispo de Managua.
En el predio de la catedral, Marlenne Alvarado, de 72 años, recorrió descalza las 14 estaciones del viacrucis para pagar penitencia porque su hijo, de 49 años, sobrevivió a una grave enfermedad.
“Adonde sea estamos con Dios y con él que nos lleva un poquito más adelante, con fervor siempre uno va adelante (...) sea que nos pongan la medida que nos pongan, pero ahí estamos bien”, declaró Alvarado a la AFP.
Alberto Murillo, de 52 años, afirmó que no veía diferencia entre participar en la procesión en las calles o dentro del templo.
“Cada quien vive su profesión o su catolicidad dentro de su corazón. Para mí es igual, sea adentro o sea afuera, es igual”, dijo Murillo a la AFP.
Managua expulsó del país esta semana a un sacerdote de origen panameño en un hecho que se suma a la deportación de otros religiosos católicos y a la condena a 26 años de prisión contra el obispo Rolando Álvarez, dictada en febrero.
Además, las relaciones diplomáticas entre Managua y El Vaticano quedaron al borde de la ruptura el 12 de marzo cuando la cancillería nicaragüense sostuvo en un comunicado que “se ha planteado una suspensión de las relaciones diplomáticas” con ese Estado europeo.
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Esa declaración surgió días después de que, en una entrevista concedida al portal argentino Infobae, el papa Francisco calificara al gobierno de Ortega como “dictadura grosera” y que el mandatario sandinista sufre un “desequilibrio”.