En la superficie de Marte hay ya más de 7 000 kilos de basura que ha dejado medio siglo de exploración robótica del planeta rojo.
El cálculo lo hizo Cagri Kilic, investigador en Robótica de la Universidad de West Virginia, a partir del análisis de los 18 objetos hechos por humanos con destino a Marte en 14 misiones separadas, según datos de la Oficina del Espacio Exterior de Naciones Unidas.
Cuando se suman todas las naves espaciales que se han enviado alguna vez a Marte, se obtiene alrededor de 9.979 kilos. Restando el peso de la naves actualmente funcionando en la superficie, que es de 2.860 kilos, se obtiene un total de 7.119 kilos de desechos humanos en Marte.
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Esa basura proviene de tres fuentes principales: material de computación desechado, naves espaciales inactivas y naves espaciales estrelladas.
Cada misión a la superficie marciana requiere un módulo que proteja la nave espacial. Este módulo incluye un escudo para cuando la nave atraviese la atmósfera del planeta y un paracaídas y piezas de computación para que pueda aterrizar suavemente.
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La nave desecha piezas del módulo a medida que baja y estas piezas pueden caer en diferentes lugares. Cuando estos escombros caen al suelo, pueden romperse en pedazos más pequeños y pueden volar debido a los vientos marcianos.
De recuerdo
Las nueve naves espaciales inactivas en la superficie de Marte son el módulo de aterrizaje Mars 3, el módulo de aterrizaje Mars 6, el módulo de aterrizaje Viking 1, el módulo de aterrizaje Viking 2, el rover Sojourner, el módulo de aterrizaje Beagle 2 anteriormente perdido, el módulo de aterrizaje Phoenix, el rover Spirit y la nave espacial desactivdad más recientemente, el rover Opportunity.
En su mayoría intactos, es mejor considerarlos reliquias históricas que basura, según Cagri Kilic.
Las naves espaciales estrelladas y sus piezas son otra fuente de basura. Al menos dos naves espaciales se han estrellado y otras cuatro han perdido el contacto antes o justo después del aterrizaje.
Descender de manera segura a la superficie del planeta es la parte más difícil de cualquier misión de aterrizaje en Marte, y no siempre termina bien.