En una estación de metro transformada en un refugio en Járkov, en el noreste de Ucrania, dos titiriteros representan un cuento de hadas para un grupo de niños que los ven sin pestañar.
Con un elenco de muñecos que incluyen un rey bigotudo y un montón de cerdos, Oleksandra Shlikova y Anton Andriushchenko narran la historia “Las princesas son diferentes”, maravillando a padres y a hijos.
La ficción los distrae de la terrible realidad, de los constantes bombardeos que caen en la superficie sobre la ciudad de Járkov a medida que Rusia sube su ofensiva en el este de Ucrania.
Usando el sistema de sonido del teléfono móvil, los titiriteros arrancan risas de su audiencia sentada en unas escaleras cubiertas por cartones para evitar el frío y la humedad.
“Una actuación en vivo es siempre una emoción que está aquí y ahora”, dice Shlikova de 47 años, al concluir el espectáculo con una reverencia e invitando a los niños a jugar con las marionetas.
“Intercambiamos emociones y animamos el espíritu. Es difícil describirlo, tienes que sentirlo”, añade.
Refugios bajo tierra
En las profundidades del subsuelo, las estaciones de metro de Járkov son ahora el hogar de los residentes de la ciudad del este temerosos de la batalla que se desarrolla en la superficie.
Desde que retiró las tropas que asediaban Kiev, el ejército ruso intensificó los ataques en la zona este de Ucrania, incluida Járkov, a sólo 21 km de la frontera con Rusia.
El viernes, un bombardeo de zonas residenciales de la ciudad mató a 10 personas. El sábado, dos personas más perdieron la vida.
Los corredores y andenes de las estaciones de metro parecen hogares llenos de colchones, ropa, vajilla y artículos de tocador.
Los vagones inmovilizados han sido convertidos en casas improvisadas y de cada compartimento salen aromas de cocina.
“Cuando ves el espectáculo, recuerdas las historias y eso altera la forma de ver el mundo”, dice Oksana, de 37 años, quien se acercó con sus dos hijas a ver las marionetas.
Oksana y sus hijas viven en otro refugio subterráneo cercano y vinieron a este para ver el espectáculo.
“La verdad y el humor te dan un impulso y te hacen feliz”, dijo Oksana, quien prefirió no dar a conocer su apellido.
También poesía
Al otro lado de la ciudad, se recitan poemas en un búnker de ladrillo blanco que baja por unas estrechas escaleras y pasa por un taller.
El refugio también está repleto de camas improvisadas.
Serhiy Zhadan lee versos. Una pequeña multitud sigue la lectura.
“Una persona no puede vivir solo con la guerra”, dijo Zhadan, una celebridad literaria en una Ucrania.
“Es muy importante para ellos escuchar una palabra, poder cantar, poder expresar una determinada emoción”, agrega.