El papa Francisco, hospitalizado a sus 88 años por una neumonía en ambos pulmones, firmó un decreto de canonizaciones, que incluye al beato venezolano José Gregorio Hernández, confirmando que puede trabajar y que su salud parece mejorar.
“El papa descansó bien, toda la noche”, informó el martes la Santa Sede, en el día 12 de su hospitalización en Roma, después de haber mostrado una “leve mejoría”. Esta es la hospitalización más larga desde que fue elegido líder de los católicos en 2013.
El Vaticano anunció que el papa había recibido el lunes la visita del secretario de Estado, el cardenal italiano Pietro Parolin, y del arzobispo Edgar Peña Parra, respectivamente números dos y tres de la Santa Sede.
Durante esta visita, la primera desde su ingreso en el hospital Gemelli de Roma, Francisco autorizó la canonización de dos laicos, de Venezuela e Italia, y convocó un consistorio (asamblea de cardenales), cuya fecha no precisó.
José Gregorio Hernández Cisneros, conocido como el ‘Médico de los pobres’ (1864-1919), fue beatificado el 30 de abril de 2021 en Caracas y ahora se convertirá en el primer santo de Venezuela.
A corto plazo, “esta audiencia significa que el papa está mejor”, declaró una fuente vaticana, aunque el pronóstico de los médicos sigue siendo “reservado” y su estado de salud “crítico”.
Con todo, la Santa Sede precisó el lunes que la “insuficiencia renal leve” que padece Francisco desde el domingo “no es preocupante”.
Video desde Gaza
Una fuente del Vaticano había indicado, el lunes, que Francisco podía levantarse y alimentarse con normalidad, y que se encontraba con buen estado de ánimo. Según la Santa Sede, incluso llamó a la parroquia de Gaza el lunes, como lo ha hecho desde el comienzo de la guerra.
“Todo el mundo está rezando por usted y le está muy agradecido y todos le deseamos su salud”, afirmó el cura de la parroquia Sagrada Familia de Gaza, Gabriel Romanelli, rodeado de fieles.
Por otra parte, la Oficina de Prensa del Vaticano desmintió una información publicada el lunes por el semanario francés Paris Match, según la cual el papa sería trasladado próximamente a otro hospital de la isla Tiberina, en Roma.
El martes por la tarde, pese a la lluvia, cientos de fieles se congregaron de nuevo en la plaza de San Pedro para rezar para que el papa se recupere, tras una oración similar celebrada la víspera en presencia de una treintena de cardenales.
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La escena recordaba a las concentraciones que hubo antes de que se muriera Juan Pablo II, en 2005, pero el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, quien coordinó el Consejo de Cardenales del papa, señaló que “aún no es momento para que él se vaya al cielo”.
“Es alguien que no retrocede ante las dificultades, no se desanima, no se paraliza y no deja de avanzar”, dijo al diario La Repubblica.
La iglesia de la comunidad argentina de Roma acogerá también este martes una misa de apoyo a su compatriota Jorge Bergoglio, y fieles de origen vietnamita se congregaron el martes frente al hospital Gemelli, rezando y cantando.
Bocanada de oxígeno
En Buenos Aires, donde Bergoglio fue arzobispo antes de ser electo papa, cientos de personas se congregaron el lunes para orar.
El arzobispo de la capital argentina, Jorge García Cuerva, destacó que “en un mundo asfixiado por las guerras, Francisco fue una bocanada de oxígeno. Siempre fue un hombre que nos convocó a la fraternidad universal”.
Dirigentes del mundo entero han enviado mensajes de aliento al papa.
“La situación es muy grave, pero le deseamos la recuperación”, declaró el presidente estadounidense, Donald Trump, mientras que su homólogo francés, Emmanuel Macron, le deseó una “pronta recuperación”.
En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro dijo el lunes que había enviado al papa una carta “expresándole toda nuestra admiración”, y describió a Francisco como “un líder ético de la humanidad, amado por todas las religiones”.
Esta hospitalización, la cuarta y más larga desde 2021, está causando gran preocupación por los problemas previos que han debilitado la salud del papa en los últimos años. Entre otras cosas, se ha sometido a operaciones en el colon y el abdomen y ha tenido dificultades para caminar.
La hospitalización del Papa, líder espiritual de 1.400 millones de católicos y jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, ha reabierto las interrogantes sobre su capacidad para desempeñar sus funciones. El Derecho Canónico no prevé ninguna disposición en caso de un problema grave que pueda afectar a su lucidez.
También reavivó las especulaciones sobre la posibilidad de que Francisco renuncie, aunque ha dicho varias veces que ese momento aún no ha llegado.