Las imágenes que llegan desde Wuhan parecen haber sido tomadas a comienzos del 2020, pero son frescas.
La ciudad china donde surgió la pandemia de coronavirus en diciembre de 2019 está frente a un nuevo brote de casos de covid-19, por lo cual las autoridades decidieron hacerles exámenes a todos los habitantes y confinar de nuevo a millones de personas para tratar de contener el brote, que es el más grande en meses.
Hacía más de un año que el covid-19 había desaparecido de las calles de Wuhan, que tiene 11 millones de habitantes.
Pero este lunes se confirmaron tres casos nuevos, contagiados por un brote de la variante delta, que apareció el mes pasado en el este del país. Los últimos casos registrados en la ciudad eran de mayo del 2020.
Este resurgimiento de la epidemia supone un duro golpe para Wuhan, que fue la primera ciudad del mundo sometida a cuarentena por el covid-19, a partir del 23 de enero de 2020 y durante 76 días. De ese tiempo son las imágenes de las calles totalmente desiertas.
Después de haber derrotado al virus, sus habitantes se enorgullecían de vivir en “la ciudad más segura del mundo”, en comparación con los efectos de la pandemia, que ha causado la muerte de más de 4 millones de personas en el planeta.
La ciudad, a orillas del inmenso río Yangtsé, está “haciendo rápidamente pruebas PCR a todos sus residentes”, dijo a periodistas Li Tao, un alto cargo local, en una conferencia de prensa.
Los contagios de covid-19 fueron detectados en siete trabajadores migrantes en la ciudad, de los cuales cuatro no presentaban síntomas.
Va con todo
China, que prácticamente erradicó la epidemia en los primeros tres meses del 2020, registra desde hace unas semanas un resurgimiento del virus, el más amplio desde el año pasado.
Con más de 400 contagios desde mediados de julio, este aumento sigue siendo, sin embargo, muy limitado en comparación con las cifras registradas en otros países.
Pero este último foco de contagio es importante en términos de extensión geográfica ya que abarca más de una docena de provincias y también Pekín, la capital, que el domingo pidió a sus habitantes que no salgan de la ciudad salvo por razón de fuerza mayor.
Ante el riesgo de una reactivación de la epidemia, el gobierno recurre al “arsenal” de medidas duras que utilizó a comienzos de 2020: confinamiento, limitación de los desplazamientos, exámanes masivos.
Este martes, China anunció 61 contagios locales, con un brote de la variante delta, de rápida propagación, que alcanzó a decenas de ciudades luego de una serie de infecciones entre trabajadores del aeropuerto de Nanjing (este).
La población de esta ciudad de nueve millones de habitantes ya fue sometida a exámenes en dos ocasiones y actualmente hay una tercera campaña en curso.
La ciudad oriental de Yangzhou, de 1,3 millones de habitantes, cerca de Nanjing, ordenó a sus residentes permanecer en casa luego de que se detectaran 40 nuevos contagios en un día.
Sólo una persona por hogar puede salir una vez al día para hacer las compras.
El anuncio se produjo luego de que la localidad turística de Zhangjiajie, en la provincia central de Hunan, así como la vecina Zhuzhou, emitiera las mismas órdenes en los últimos días que afectan a más de dos millones de personas en conjunto.
Las autoridades admitieron que entre las personas contagiadas hay muchas que habían sido vacunadas, lo que genera temores sobre la eficacia de las vacunas chinas, las únicas disponibles en ese país.
Desde el año pasado, China distribuyó más de 1.650 millones de dosis de vacuna contra el covid-19 en su territorio.