El republicano Donald Trump se convirtió este miércoles 6 de noviembre en el presidente electo número 47 de los Estados Unidos tras conseguir 277 votos en el Colegio Electoral y derrotar a Kamala Harris en una campaña presidencial que tuvo acción hasta el último momento.
Aunque las proyecciones presentadas para el desarrollo de la jornada electoral en Estados Unidos mostraban un panorama de los más reñidos en la historia, la verdad fue otra.
Trump llegó a los 277 votos electorales y se llevó la presidencia luego de la confirmación de su victoria en Wisconsin que le dio los 10 votos finales para confirmar su nuevo periodo en la silla presidencial de la Casa Blanca.
De los estados que se esperaba estuvieran más disputados y fueran los que definirían las elecciones, Trump ganó, hasta ahora, en Georgia, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin y está proyectado para conseguir la victoria en Arizona, Michigan y Nevada. Harris, por su parte, tiene 224 votos del Colegio Electoral, con triunfos en lugares como California (54 votos), Nueva York (28) y Washington (12).
El expresidente ya se había atribuido la victoria frente a la vicepresidenta Harris durante un mitin ante sus seguidores en la noche del martes en Palm Beach (Florida), tras obtener buenos resultados parciales y ganar el voto popular, según el escrutinio preliminar.
Acompañado de su familia y directivos de su campaña, el expresidente aseguró que gobernará para todos y que “juntos” harán un Estados Unidos mejor.
“El éxito nos va a unir y vamos a empezar poniendo a Estados Unidos en primer lugar. No los defraudaré”, dijo durante un discurso de menos de media hora en el centro de convenciones de Palm Beach (en la costa este de Florida).
El expresidente republicano agradeció a cada uno de los miembros de su familia y a los estadounidenses en un pronunciamiento que tuvo un tono mayormente conciliador y en el que invitó a “poner atrás las divisiones de los últimos años”.
¿Cómo será la segunda presidencia de Trump?
Después de una campaña atípica, en la que fue blanco de dos intentos de asesinato, el magnate ha hecho historia. Será la primera vez en más de un siglo que un antiguo presidente vuelve a serlo (ya gobernó entre 2017 y 2021) después de perder unas elecciones (las de 2020) y también la primera ocasión en que un criminal convicto llega a la Presidencia del país.
Y el millonario ya ha dado pinceladas de lo que será su mandato. Sobre todo en lo que concierne a la política interna. Durante la campaña, el republicano aseguró que va a expulsar a los migrantes en situación irregular porque, según él, “envenenan la sangre” del país. Los tacha de “terroristas”, “violadores”, “salvajes” o “animales” salidos de “cárceles y manicomios”.
Prometió reconquistar las ciudades tomadas, según él por migrantes, y sellar la frontera con México para asegurarse de que no entren más sin visa.
Parece, de hecho, especialmente preocupado por su vecino del sur. “Yo diría que México es un desafío tremendo para nosotros” porque “China está construyendo enormes fábricas de automóviles” en el país y “van a venderlos en Estados Unidos”, se quejó durante la campaña.
“Sacar del negocio a los cárteles” de la droga fue otra de sus promesas.
Es mucho más vago sobre el derecho al aborto, cercenado por los jueces de la Corte Suprema que se jacta de haber nombrado.
En el ámbito internacional, Trump prometió resolver la guerra en Ucrania y los conflictos en Oriente Medio, aunque no dijo cómo.
Escéptico del clima, se comprometió a cerrar de nuevo la puerta al Acuerdo de París y a perforar petróleo “a raudales”. A nivel comercial prevé imponer aranceles para “traer de vuelta” a las empresas al país.
El mundo, incluidos sus aliados, están nerviosos por lo que pueda hacer, pero ya han empezado a felicitarle. Los primeros han sido China, Francia e Israel.
Sobre los futuros miembros de su gobierno, pocos detalles han trascendido, con dos excepciones. Declaró que confiaría un cargo en la administración al hombre más rico del mundo, Elon Musk, quien hizo campaña por él, y otro a Robert F. Kennedy Jr, vástago del clan político más famoso de Estados Unidos y activista antivacunas, posiblemente “en el cuidado de la salud”.
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Ahora, queda al mando de la primera potencia mundial un hombre de 78 años, que se convertirá en el presidente de más edad en prestar juramento.
Es aún demasiado pronto para decir qué efecto tendrá su victoria en sus problemas judiciales. En teoría se expone a penas de prisión en varios casos.
A diferencia de Trump, que boicoteó la ceremonia de investidura de Joe Biden, el presidente demócrata ya se ha comprometido a participar en la suya y, según su portavoz, en un “traspaso pacífico del poder”.