La Iglesia católica de Nicaragua enfrenta su momento más tenso en la relación con el gobierno de Daniel Ortega, tras la retención del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, uno de los más críticos a la gestión oficial.
Persecución, allanamientos, cárcel, cierre de medios de comunicación católicos y exilio de religiosos, son algunas de las acciones oficiales represivas que enfrenta la Iglesia, en medio de la crisis que vive el país desde 2018, cuando se produjeron protestas masivas contra el gobierno de Ortega.
“La Iglesia católica es la (institución) más creíble, de confianza y credibilidad en la población. El sitio al obispo Álvarez es un episodio más en el forcejo y represión que Ortega y (su esposa y vicepresidenta, Rosario) Murillo están ejerciendo para que se pliegue a sus posiciones”, dijo la socióloga Elvira Cuadra.
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“Tienen una relación de confrontación abierta contra la Iglesia desde 2018 (...) y antes, en 2014, cuando la Conferencia Episcopal (CEN), hizo publica una carta que contenía puntos fuertes sobre la institucionalidad y rumbo del país. Esa carta fue ignorada y molestó mucho a Ortega”, recordó Cuadra.
Ortega gobierna desde 2007 y es acusado de corrupción por sus rivales, lo cual él niega al asegurar que está construyendo el país restituyendo derechos que fueron quitados a los nicaragüenses durante los gobiernos.
“Vamos Adelante. Sabemos que el porvenir nos pertenece(...) un pueblo que no se dejará, jamás, nunca más, arrebatar la paz”, acostumbra a decir Murillo, en sus alocuciones cotidianas de mediodía en medios afines a su gobierno.
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Obispo asediado
El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, se encuentra retenido desde hace una semana, bloqueado por las fuerzas de seguridad en la Curia de esa ciudad situada a 127 km al norte de Managua, acusado de intentar desestabilizar al país. Este jueves, aseguró que tanto él como la decena de personas que lo acompañan están bien de salud.
“Nos encontramos, gracias a Dios, bien de salud, viviendo en comunidad (...) estamos en las manos de Dios”, dijo Álvarez en una misa que transmitió por Facebook.
Las autoridades investigan al religioso por intentar “organizar grupos violentos” e incitar “a ejecutar actos de odio (..) con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua”, indicó la policía el pasado viernes.