La actual crisis global debido al coronavirus es la crónica de una pandemia anunciada.
En 2004, el Consejo de Inteligencia Nacional de Estados Unidos (EUA), en su análisis prospectivo, detallaba que para el año 2020 una pandemia originada en China o la India amenazaría el proceso de globalización provocando recesión y colapso en la economía planetaria.
En 2015, Bill Gates estimó que la próxima pandemia, un virus infeccioso, podría matar a decenas de millones de personas. En octubre de 2019 expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Banco Mundial (BM) advirtieron del inminente surgimiento de un nuevo y agresivo virus gripal que mataría entre 50 y 80 millones de personas y arrasaría con el 5 % de la economía global.
La novela de Dean Koontz, “Los ojos de la oscuridad”, 1981, anticipaba esta pandemia como Gorki-400 ubicándola en la Unión Soviética. Pero en la edición de 1996, la URSS desaparece y convierte a China en el nuevo enemigo de Estados Unidos, que aparece como Wuhan-400, “el arma biológica más importante y peligrosa de China...”.
En “El Fin de los días: predicciones y profecías sobre el fin del mundo”, publicado en 2008, la estadounidense Sylvia Browne profetizaba la pandemia originaria de China.
“Alrededor de 2020 una enfermedad grave similar a la neumonía se esparcirá por el planeta, atacará los pulmones y los bronquios y será resistente a todos los tratamientos conocidos...”, citó Browne.
Profecías y teorías de la conspiración aparte, los virus transmitidos por animales al hombre han existido desde siempre, como el bacilo de la peste negra y bubónica transmitido por pulgas de ratas a humanos; el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), transmitida por civetas (pequeños mamíferos) infectadas por murciélagos de herradura; el ébola, transmitido por un murciélago de fruta; el VIH/sida, probablemente transmitido por carne de monos consumidas por humanos en África; la gripe española, un virus aviar que migró al ámbito porcino y de ahí a los humanos así como el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio, transmitido por camellos y dromedarios infectados por murciélagos.
El COVID-19 se habría producido por el consumo de carne de pangolines (especie de armadillo o cusuco) infectados por murciélagos.
Sin duda, muchos ya veían lo que se venía para el mundo, pero lamentablemente no se tomaron las medidas adecuadas y ahora el ser humano lo sufre con miles de muertes todos los días.