Susana Domínguez de Coruña, España, inició una batalla legal con las autoridades sanitarias de este país por haber permitido su cambio de sexo en el 2014.
La joven aseguró al diario El Mundo que ella asistió a un psiquiatra, “que me remitió el psicólogo, dando por bueno que yo era trans, yo tenía 15 años. ¿Cómo me dejaron hacer eso? ¿Cómo podía estar segura de lo que quería?”.
La joven cuenta que fue diagnosticada con disforia de género, por lo que comenzó a tomar pastillas hormonales, a sus 18 años le realizaron una mastectomía, que consiste en la extirpación de los pechos, y a los 19 años una histerectomía, la extirpación del útero.
Susana cuenta que tras la última intervención quirúrgica entró en depresión y se arrepintió de las modificaciones en su cuerpo: “a veces pensaba que igual me había equivocado y que igual solo era una chica con problemas mentales”, puntualizó.
Susana y su familia decidieron demandar al Servicio Gallego de Salud por haber realizado un diagnóstico incorrecto de disforia de género, adicional a esto denunciaron ausencia de acompañamiento psicológico a la chica durante su transición de mujer a hombre.
“Yo estaba muy mal, no podía relacionarme y hacer amigos, me costaba hablar con el psicólogo y aún así hizo los informes para recibir el tratamiento hormonal y las operaciones. Si no sabía ayudarme me podría haber enviado a otro, en vez de arruinarme la vida”, dijo.
La joven fue remitida nuevamente al psiquiatra, pero dice no estar conforme “ahora dice que no tengo ninguna enfermedad mental, que lo mío no se cura con pastillas, pero me sigue recetando pastillas y haciendo informes de corta y pega”.
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Según describió su madre para el diario El Mundo, Susana “lleva años tomando hormonas masculinas, y ahora deberá tomarlas femeninas para regresar, en la medida de lo posible, a su ser original. Los daños son prácticamente irreversibles”.