Ante la explosión de casos de covid-19 en China, algunos países comienzan a analizar las aguas residuales de los aviones procedentes del gigante asiático. La medida no impedirá la propagación del virus, pero permitirá identificar posibles nuevas variantes.
¿En qué consiste?
Se trata de examinar la orina y los excrementos mezclados de todos los pasajeros de un vuelo procedente de China. El objetivo es detectar la presencia o no del coronavirus, de tener una idea de su grado de circulación y de las distintas variantes.
Para ello, después del aterrizaje de un avión, las autoridades locales recogen muestras de sus aguas residuales. A continuación, se envían a laboratorios donde se someten a pruebas exhaustivas. Si se detecta el virus, se “secuencia” su genoma para vincularlo a una variante conocida.
Otra posibilidad es recoger las aguas residuales vertidas por todo un aeropuerto. Pero esto no permite medir los riesgos relacionados con un lugar de origen determinado.
¿Quién lo hace?
Varios países decidieron controlar las aguas residuales de los aviones procedentes de China, entre ellos Australia, Bélgica y Canadá. Estados Unidos planea hacerlo, según los medios estadounidenses, y la Unión Europea (UE) probablemente lo recomendará a todos sus Estados miembros, después de que los expertos se pronunciaran a favor esta semana.
¿Para qué?
El análisis de las aguas residuales permite a los Estados actuar en un momento en que los casos de covid estallaron en China tras el levantamiento de restricciones drásticas mantenidas durante tres años.
Pero no se espera limitar la propagación del virus a través de las fronteras, contrariamente a las pruebas negativas obligatorias para los viajeros.
LEA MÁS: EE.UU autoriza venta de pastillas abortivas en farmacias
“Etas muestras representan una ventana sobre lo que está sucediendo actualmente en China”, explica a la AFP el epidemiólogo Antoine Flahault, en un contexto de “dudas sobre la transparencia y la diligencia de la información sanitaria oficial del gobierno chino”.
“Saber que entre 30% y 50% de los pasajeros procedentes de China están actualmente contagiados es una información útil en ausencia de cifras fiables sobre la incidencia actual del covid-19 en el país”, subraya.
También es posible detectar en estas aguas residuales la presencia de nuevas variantes, susceptibles de hacer evolucionar la epidemia como lo hizo ómicron a finales de 2021.
¿Qué sentido tiene?
El examen de las aguas residuales es mucho menos molesto para los pasajeros y más fácil de realizar desde un punto de vista logístico que las pruebas individuales. Por ello, la medida favorece al sector del transporte aéreo.
El grupo de presión de los aeropuertos europeos, ACI Europa, abogó esta semana por limitarse a examinar las aguas residuales en lugar de imponer pruebas a los viajeros.
LEA MÁS: “Nostradamus de Balcanes” dejó profecías muy negativas para el 2023
¿Cuáles son sus límites?
El examen de las aguas residuales es una herramienta que “funciona notablemente bien” pero no da una “visión exhaustiva” de la presencia del virus a bordo de un avión o de las variantes que circulan en él, advierte a la AFP el virólogo Vincent Maréchal.
Este método sólo muestra la presencia del virus entre los pasajeros que fueron al baño.
Además, el examen de las aguas residuales puede ser interesante para conocer el grado de circulación del virus pero da poco margen para emprender acciones concretas y rápidas.
Se necesitan varios días para completar la recogida de las aguas, su traslado al laboratorio y su posterior examen.
“Una vez que tenemos la información, ¿qué hacemos con ella? ¿Contactamos a todas las personas (que estaban) en el avión?” se pregunta Maréchal. “Es interesante, pero ya tardío para las medidas que se pueden tomar”, subraya.