Al menos cinco personas murieron en el derrumbe de dos edificios provocado por el terremoto de magnitud 6,3 que sacudió este lunes por la tarde el norte de Filipinas, indicaron las autoridades.
Tres cuerpos fueron hallados en un edificio de cuatro pisos que se vino abajo en la ciudad de Porac, en la provincia de Pampanga, al norte de Manila. Otros dos -el de una anciana y su nieto- fueron descubiertos entre los escombros de otro edificio en la cercana ciudad de Lubao, precisó la gobernadora provincial, Lilia Pineda.
"Creemos que hay gente todavía atrapada en el edificio de cuatro pisos", agregó Pineda y precisó que 20 personas fueron rescatadas y trasladadas al hospital al caer la noche.
"Es difícil porque no hay electricidad", agregó.
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el terremoto de magnitud 6,3 sacudió el norte de Filipinas a las cinco de la tarde hora filipina (cuando en Tiquicia son las 8:41 de la mañana, en Filipinas son las 10:41 de la noche).
Filipinas es parte del "Cinturón de Fuego" del Pacífico, una zona de intensa actividad sísmica donde se producen la mayoría de erupciones volcánicas y terremotos del planeta.
El terremoto causó daños graves también en el segundo aeropuerto de la capital, Clark Airport, que está en el lugar de una antigua base militar estadounidense situada una hora al norte de Manila.
Los daños todavía estaban evaluándose, pero los vecinos publicaron fotos en las redes sociales mostrando paredes resquebrajadas y lámparas moviéndose durante el temblor.
Los empleados de oficinas salieron a las calles al son de las alarmas de emergencia, comprobó la AFP.
Feliza Villanueva, de 21 años, explicó a la AFP que ella y cuatro colegas estaban en el trabajo cuando se produjo el sismo.
"Fue el segundo terremoto más fuerte que he sentido en toda mi vida", dijo a la AFP mientras se unía a cientos de personas en el patio de un edificio de oficinas, esperando que pasara el peligro.
"Nos preocupamos, pero no nos asustamos", añadió.
Durante la evacuación del edificio, narró, “la gente parecía sorprendida, pero nadie gritaba, ni nada de eso”.