China terminará de construir este año un gigantesco banco de germoplasma (semillas o tejidos), el cual le permitirá a ese país impulsar su capacidad para desarrollar nuevas variedades de cultivos y mejorar la seguridad alimentaria.
El banco de semillas tendrá una capacidad para 1,5 millones de muestras y será el más grande a nivel nacional en el mundo.
Solo lo supera la llamada “bóveda del fin del mundo”, situada en la isla noruega de Svalbard, la cual es de carácter internacional y tiene una capacidad de 4,5 millones de muestras.
El germoplasma es material genético vivo, como semillas o tejidos, que se conserva para reproducción e investigación. Una rica colección de semillas permite seleccionar características más diversas al desarrollar variedades de cultivos.
“El nuevo banco nacional de recursos de germoplasma de cultivos no solo debe estar bien establecido, sino que también debe usarse bien”, dijo el ministro de Agricultura y Asuntos Rurales, Tang Renjian, en un comunicado en el sitio web del ministerio.
Los principales responsables políticos chinos dijeron el mes pasado que el sector de las semillas es vital para garantizar el suministro de alimentos del país, una prioridad que ha recibido una atención renovada desde la pandemia de Covid-19.