Un vagabundo que fue catalogado como un héroe, tras el atentado de Mánchester de mayo de 2017, fue condenado este martes a cuatro años de cárcel porque más bien aprovechó la situación para robarle a las víctimas.
Chris Parker, de 33 años, se había declarado culpable de dos cargos de robo y uno de estafa ante un tribunal de esa ciudad del noroeste de Inglaterra, en la que 22 personas murieron por el estallido de una bomba en un concierto de la estadounidense Ariana Grande el 22 de mayo de 2017.
“No fuiste el héroe que pretendías ser, fuiste solo un vulgar ladrón”, le dijo el juez David Hernández al imponerle la pena.
En las filmaciones de las cámaras de seguridad, mostradas durante el juicio, se le podía ver circular entre las víctimas y la Fiscalía estimó que sí prestó ayuda, pero “limitada”, porque más bien aprovechó para robar.
En varias ocasiones se acercó a Pauline Healey, herida en la explosión, cuya nieta de 14 años estaba muerta no muy lejos, en una de ellas le quitó el bolso y su cartera.
Horas después usaba una de sus tarjetas bancarias en un McDonald’s de la ciudad. Parker admitió también haberse apropiado de un celular.
El vagabundo estaba a las puertas del pabellón del Manchester Arena y aseguró, tras el atentado, que reconfortó a una niña que había perdido las piernas y a una mujer que acabó muriendo en sus brazos.
Su historia conmovió a los británicos, que donaron más de 50.000 libras (unos ¢40 millones) para ayudarle, aunque la persona que organizó la colecta explicó al diario The Guardian, antes de conocerse los cargos, que el dinero no le había sido entregado todavía.
Gracias al repentino salto a la fama de Parker, su madre, a la que no había visto en mucho tiempo, descubrió su paradero y aseguró estar “muy orgullosa” de lo que había hecho. Seguramente esta opinión ahora es muy distinta.