Javier Milei será el presidente de la Argentina a partir del 10 de diciembre. En una elección histórica, que tuvo en vilo al país y que se definió por un margen mucho mayor al esperado, el postulante de La Libertad Avanza se impuso a Sergio Massa por casi 12 puntos de diferencia.
Con el 90% del escrutinio se constató el amplio triunfo de Milei con casi el 56% de los votos por el 44% de Massa.
Massa no logró separar su candidatura de la gestión de Alberto Fernández, quien lo había designado como ministro de Economía hace 15 meses para que intente controlar la inflación y la presión cambiaria. Massa reconoció la derrota, sin resultados oficiales divulgados.
“Hubo dos proyectos de país. La jornada de hoy ratifica que la Argentina tiene un sistema democrático transparente y sólido, que respeta siempre los resultados”, dijo Massa. El ministro de Economía habló con su rival y lo felicitó. “Es el presidente que los argentinos eligieron”, dijo. Y agregó: “Desde mañana la responsabilidad de dar certezas es de Milei”. Además, dijo que Alberto Fernández y Milei activarán en los próximos días el traspaso de mando.
Milei deberá articular un equipo, un discurso y un plan de acción. Además, deberá contrarrestar el miedo que se sembró en torno a su persona y sus propuestas. En las elecciones generales del 22 de octubre, Massa obtuvo 36,78% y Milei 29,99%. La cosecha del resto de los competidores fue la siguiente: Bullrich, 23,81%; Schiaretti, 6,73%, y Myriam Bregman (Frente de Izquierda) 2,70%.
Interrogantes
El triunfo de Milei abre un sinfín de interrogantes. Desde sus propuestas de campaña, muchas de ellas polémicas, como el plan de dolarizar la economía o aquellas que cuestionan algunos acuerdos básicos de la democracia y avances en materia de derechos individuales. También las que niegan, por ejemplo, la existencia de un plan sistemático de violación de los derechos humanos durante la última dictadura militar. Pero también genera dudas el escenario en el que se posará su gestión, sin mayoría en el Congreso, con los gremios y movimientos sociales en contra y con una fractura social que quedó evidenciada con la campaña del miedo que se desplegó.
A pesar de tratarse de un fin de semana largo, la participación electoral fue similar y hasta podría ser apenas superior a la que se dio en las elecciones generales, cuando votó el 77,6 por ciento del padrón.
La decisiva jornada estuvo guiada por la incertidumbre y la tensión, y cargada de denuncias cruzadas por el robo o la rotura de boletas. La instalación de la palabra fraude por parte de los libertarios, sin evidencias ni pruebas, crispó todavía más los ánimos de una disputa que se resolvió por mayor margen de lo esperado.
Guillermo Francos, asesor de La Libertad Avanza, dijo que fue una elección “transparente” y que “no faltaron boletas”. De esta manera, relativizó las denuncias que habían hecho durante la jornada Karina Milei y Santiago Viola, los apoderados partidarios.