La salud del papa Francisco, de 85 años, vuelve a preocupar a los católicos y se reavivan los rumores de que podría dejar el puesto.
El pontífice, que padece dolores en una rodilla, se vio obligado a cancelar su viaje a República Democrática del Congo y a Sudán del Sur, previsto del 2 al 7 de julio, según un inesperado anuncio del Vaticano.
Desde hace semanas, al papa se le ha visto con muchos problemas para caminar.
“A solicitud de sus médicos, y con el fin de no comprometer los resultados de una terapia de la rodilla en curso, el santo padre lamenta verse obligado a posponer su viaje (...)”, anunció en un comunicado Matteo Bruni, director del servicio de prensa de la Santa Sede.
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Francisco ha sufrido dolores en la rodilla derecha en las últimas semanas y el mes pasado apareció por primera vez en silla de ruedas en un evento público.
Días atrás, durante una reunión con obispos dijo una frase --tomada en broma por algunos-- que ha alimentado la idea de que podría renunciar: “antes de operarme, dimito”.
Al parecer, los médicos han estado insistiendo en que pase por el quirófano.
En otro momento la frase quizás habría sido tomada de otra manera, pero aún está fresca la renuncia de Benedicto XVI, en febrero del 2013.
El propio papa ha hablado sobre un ligamento dañado en su rodilla. Afirmó en mayo al diario italiano Corriere della Sera que sería intervenido mediante “una infiltración”, lo que supondría la inyección de antinflamatorios.
Según una fuente vaticana, el tratamiento “sigue su curso y da resultados”.
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“El papa está mejor y tiene menos dolores, pero no lo suficiente para poder viajar”, señaló la fuente y precisó que ninguna operación quirúrgica está de momento prevista.
“Hace tiempo que estoy en este estado, no consigo caminar”, había confiado el papa en mayo en su entrevista después de haber tenido que anular varias reuniones.
Cabeza intacta
El estado de salud del papa, que a menudo mostró gestos de dolor al ponerse de pie en apariciones públicas en la plaza San Pedro, avivó las preocupaciones de los observadores en el Vaticano, reactivando la idea de una eventual renuncia.
El Vaticano se niega a reaccionar ante tales rumores y asegura que “el pontífice conserva intacta la cabeza” y sigue “determinado”, dice otra fuente vaticana, que no da importancia a los numerosos artículos de prensa --en especial en Italia-- que hablan de la posibilidad de que Francisco deje el cargo.
A principios de abril, durante un viaje de dos días a Malta, el papa ya había mostrado dificultades debido a sus problemas de articulaciones y tuvo que utilizar una plataforma elevadora para subir y bajar de su avión.
El pontífice padece también dolores en la cadera, que lo hacen cojear, y ya fue sometido en julio de 2021 a una delicada operación del colon.