Violentos sismos sacudieron el lunes el centro de Japón, provocando importantes daños y tsunamis de más de un metro de altura en algunas zonas, por lo que las autoridades ordenaron a la población a evacuar y dirigirse a terrenos más elevados.
Los terremotos se produjeron en la península de Noto, en la prefectura de Ishikawa, hacia la 4 p. m. del 1 de enero en Japón (1 a. m. del 1 de enero de Costa Rica), informó el Instituto de Estudios Geológicos de Estados Unidos (USGS).
Las autoridades japonesas exhortaron a la población a refugiarse ante el riesgo de olas gigantes.
“Todos los residentes deben ir inmediatamente a terrenos más elevados”, instó el canal de televisión NHK.
“Somos conscientes de que sus casas y pertenencias son muy queridas para ustedes, pero sus vidas son más importantes que cualquier otra cosa. Corran a las zonas más altas posibles”, urgió el presentador.
Poco después, las primeras consecuencias comenzaron a sentirse en las costas. Olas de 1,2 metros de altura golpearon el puerto de Wajima, en la península de Noto, anunció la agencia meteorológica japonesa.
El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico, con sede en Hawái, informó sin embargo que el riesgo había quedado atrás. “La amenaza de tsunami ha pasado en gran medida”, declaró la agencia estadounidense.
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Ante los posibles riesgos, la autoridad de transporte cerró las autopistas en la zona cercana al epicentro y Japan Railways anunció que los trenes de alta velocidad entre Tokio y la prefectura de Ishikawa quedaron interrumpidos.
El gobierno, por otro lado, precisó que no se registraron consecuencias en las centrales nucleares del país.
“Se ha confirmado que no hay anomalías en la central nuclear de Shika (situada en la prefectura de Ishikawa, ndlr) ni en otros emplazamientos por el momento”, declaró el portavoz gubernamental Yoshimasa Hayashi.
En Ishikawa y las prefecturas vecinas de Toyama y Niigata unos 33.500 hogares quedaron privados de electricidad.
Horrible
El centro de alerta con sede en Hawái había advertido que existía un riesgo de peligrosas olas “en un radio de 300 km en torno al epicentro a lo largo de las costas de Japón”.
También algunas ciudades del extremo oriente ruso emitieron alertas por posible riesgo de tsunami, aunque sin proceder a evacuaciones.
Las autoridades de Vladivostok, ciudad rusa de 600.000 habitantes, aconsejaron a los pescadores que regresaran a puerto, afirmando que esperaban una ola de 300 cm.
En Japón, los daños causados por los sismos afectaron sobre todo a las casas antiguas, que suelen ser de madera.
El portavoz del gobierno, Yoshimasa Hayashi, señaló “seis casos” de personas que estaban en edificios derrumbados en la zona de Ishikawa.
Imágenes en la televisión mostraron también un importante incendio que devastó varios edificos en Wajima.
En un video en la red social X se pudo ver a casas antiguas destruidas. “Es el distrito Matsunami de Noto. Estamos en una situación horrible. Por favor, ayúdenos. Mi ciudad está en una situación horrible”, lamentó una persona en la grabación.
Recuerdo de Fukushima
El mayor de esta larga serie de sismos se registró inicialmente con una magnitud de 7,4, antes de ser revisado al alza a 7,6 por la agencia japonesa (JMA).
En total se registraron en la península de Noto más de 50 sismos de magnitud 3,2 o superior en un lapso de cuatro horas. El más importante tuvo lugar a las 4 p. m. en la punta noreste de la península.
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Situado en el denominado “cinturón de fuego” del Pacífico, Japón es uno de los países del mundo donde los sismos son más frecuentes.
El archipiélago aplica normas de construcción extremadamente estrictas, de modo que los edificios suelen ser capaces de resistir fuertes sismos, y los residentes están acostumbrados a este tipo de situaciones.
Pero persiste en el país el traumático recuerdo del terrible terremoto de magnitud 9,0 seguido de un gigantesco tsunami que en marzo de 2011 provocó una catástrofe que dejó unos 20.000 muertos o desaparecidos.
Esa catástrofe incluyó el accidente nuclear de Fukushima, el peor registrado en el mundo desde el de Chernóbil en 1986. El tsunami causó que se fundieran tres reactores de la central nuclear japonesa.
Después, en marzo de 2022, un terremoto de magnitud 7,4 frente a las costas de Fukushima sacudió amplias zonas del este de Japón y causó tres muertos.
La capital, Tokio, fue devastada por un gran terremoto hace un siglo, en 1923.