Waleska Oporta podrá ser muy graciosa, pero se toma muy en serio su carrera como comediante.
Tanto así que ya tiene 13 años de hacer reír a los ticos y, últimamente, a miles de extranjeros también, pues fue invitada a hacer “stand up comedy” (monólogos de comedia) en El Salvador y le fue superbién.
Además, le está pegando tanto con sus proyectos que renunció a su trabajo formal para dedicarse 100% a sacarle carcajadas --parecidas a las de ella-- a la gente.
Conversamos con esta pulseadora mamá de dos hijos para que nos contara sobre los importantes pasos que está dando en su carrera.
-Supimos que la contrataron para hacer comedia en el extranjero, ¿cómo se dio esa oportunidad?
Sí. El show se llama “Yo, ¿loca?”, es del grupo Caverna y lo que ellos quieren es mostrar distintas perspectivas de las mujeres, de por qué somos así, y como que nosotras tengamos el derecho de respuesta.
Es un formato al que van varias comediantes mujeres de El Salvador, Guatemala, México y Colombia. Fue en un teatro para 1.400 personas, lleno, fue la primera vez a ese nivel.
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-Usted es pionera para las mujeres en el país pero, ¿por qué hay tan pocas haciendo comedia acá?
Hay un tema y es que las mujeres se sienten juzgadas. Los hombres hablan, por ejemplo de caca, todo bien; pero si nosotras hablamos de la regla, no está bien visto, hay una reacción negativa, el novio se pone celoso, porque, “¿cómo te vas a exponer, si sos una dama?”. O están los comentarios de: “esa muchacha es ejecutiva y luego pasa de bar en bar”. También hay otro tema, que a veces algunas mujeres, a raíz del movimiento feminista, creen que por ser mujer hay que abanderarse, pero pierden el norte de que se trata de hacer reír, de hacer comedia.
-O sea, ¿en ese tema están hasta más avanzados los demás países de la región?
Vieras qué vacilón, porque en El Salvador me decían que porqué tan pocas mujeres ticas hacían comedia, si somos un país tan “open mind” (mente abierta), hasta con matrimonio igualitario. En El Salvador por lo menos seis chicas son sumamente activas y de Guatemala fueron dos.
-¿Usted es a la primera mujer tica que contratan en el extranjero para hacer un stand up?
Yo sí soy la única y de verdad que no sé de que otras hayan ido.
-Muchas felicidades, porque imagino que esto es producto de mucho esfuerzo...
A veces a uno le cuesta tomar crédito por los logros, pero la verdad sí puedo decirlo, es un logro muy importante, años de sudor, ese juicio de la gente, de la pareja, de todo mundo y simplemente he seguido adelante. Para mí es una gran responsabilidad y siempre me pongo una presión tremenda, porque quiero hacerlo bien, porque es lo que amo, yo renuncié a mi trabajo formal de publicidad y mercadeo, en el que tenía más de 15 años, y me dio mucho miedo dejar un buen puesto, pero me voy a dedicar a la comedia, mi meta es dirigir mi carrera.
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-¿Hace cuánto renunció al trabajo?
Aproximadamente un mes, apenas estoy surfeando la ola. Soy mamá soltera, mantengo a mi mamá, a mis dos hijos (de 11 y 21 años), mi mamá no vive conmigo, pero estoy encargada de ella, porque tiene 82 años.
La decisión me costó muchísimo tomarla, pero ahora que tengo más tiempo empezaron a llamarme de lugares, se abrieron más puertas, me buscaron marcas para producir eventos, salió este show --en el extranjero--, por lo que estoy contenta y esperanzada de poder hacerlo sostenible, mi meta es salir de Costa Rica, llegar a Netflix.
-Casi que solo hombres hacen stand up aquí, ¿cómo la tratan ellos?
Afortunadamente cuando empezamos no había un gremio, casi que empezamos todos al mismo tiempo, el único era Hernán Jiménez, por lo que al hacernos casi que juntos, no tuve que abrirme paso, yo ya estaba, me tomaban como uno más. Lo que siento por mis compañeros es respeto y cariño, recibo mucho cariño, celebramos cumples, nos apoyamos muchísimo.
-Y hablando del público, ¿quiénes la respetan más, los hombres o las mujeres?
Es muy vacilón, depende de la zona. A veces, si son lugares muy conservadores, a los hombres no les hace mucha gracia verla a uno ahí subida, tocando temas que los exponen, uno los ve con cara de: “usted debería estar en la casa”. Acá las mujeres, en San José, siento que se ponen más delicadas, hasta malas caras recibo, he recibido más resistencia de las mujeres que de los hombres y comentarios como, “qué corriente”, “qué vulgar” y “qué pachuca”, son siempre.