Una mujer de baja estatura, de piel morena (algo quemada por el sol), con un gran carisma y corazón es la encargada de alegrarle todas las mañanas al presentador Italo Marenco.
Lo mejor de todo es que la esposa del macho, Cindy Villalta y su hija Irene, de un añito, no se ponen para nada celosas cuando él está con ella.
En las redes sociales del conductor de “Giros” todos conocen a esta mujer como “la Trafiquina”, sin embargo, su nombre es Janneth Pérez Espinoza.
Ellas es una nicaragüense, de 49 años, quien desde hace ocho años cuida carros en las inmediaciones del residencial El Bosque, en San Francisco de Dos Ríos, donde permanece de 5 a. m. a 6:30 p. m.
Por su dulce forma de ser no solo se ha ganado el cariño de Marenco, sino de todos los conductores que pasan por ahí, a quienes les da la bendición de una forma muy particular, ya que lo hace con baile incluido, y si topan con suerte hasta se van de beso con trompita si le regalan una monedita.
Ítalo contó que su amistad con esta señora, quien vive sola en un cuartito que renta cerca de ahí, nació desde que le tocó empezar a ir a dejar a su hija donde su suegra, en San Francisco, quien se la cuida durante la mañana mientras él está en el programa de canal 6.
“Cuando yo paso ella le dice a uno: ‘Deme la mano’. Luego empieza: ‘La bendición, la bendición’. Ella todos los días me bendecía, ella ora por uno lo conozca o no y empecé a agarrarle cariño porque todas las mañanas me toca pasar por su esquinita de trabajo”, explicó.
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Ayuda del cielo
Es tanta la amistad que ya existe entre ellos que el presentador intenta pasar cada día más temprano por el lugar donde siempre está regulando el paso para conversar un rato con ella.
Así es como se enteró que es una mujer muy sola, pues su único hijo vive en Nicaragua. Además, Marenco sabe que pasa muchas necesidad por lo que se dispuso a ayudarla en todo lo que pueda.
“Me contó una historia que la familia de ella siempre le decía que no iba a ser nada en la vida y que ella les respondió que estaban equivocados porque es tráfico en Costa Rica, ya que ella es la que pone orden en su esquina. Me gustó porque entre todos sus problemas ella es muy positiva y siento que Dios me la puso en el camino para ayudarla”, mencionó el presentador.
Así es como valiéndose de su poder de figura pública y de sus más de 97 mil seguidores en Instagram, Italo se ha dado a la tarea de chinearla un poquito.
Con ayuda de patrocinadores y hasta de gente que se ha sentido identificado con el carisma de “la Trafiquina” le ha llevado comida, dinero, tenis y abrigos.
La semana pasada la llevó donde una dermatóloga para empezar a tratarle las quemaduras en su rostro producto de tanta exposición al sol.
“Son más de 27 años llevando sol y nunca se ha puesto bloqueador. Nunca ha ido a un dentista y ya este lunes tiene su primera cita, gracias a Dios en redes sociales me pusieron un mensaje que querían tratarle los dientitos a la Trafiquina y eso ha sido gente que le ha tomado cariño”, contó.
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El gran lema
Uno de los grandes deseos del presentador es conseguirle un trabajito mejor a su gran amiga, pero ella dice que de su esquina nadie la saca.
Doña Janneth asegura que esa esquina, entre el AM PM y Super Baterías, es su segundo hogar y que no se ve encerrada en una casa o en una oficina.
“A mí me gusta aquí. Todo el tiempo la gente me ayuda con café o pan cuando tengo hambre y aunque soy pobre tengo muchos amigos”, dijo.
La Trafiquina aseguró que ella ni sabía que Italo salía en la televisión y que al igual que el resto de conductores que pasan por ahí les agradece cada colón y cada gesto de ayuda que le dan.
Eso sí, aseguró que más de una vez le ha tocado enojarse con sus “amigos” por no manejar con cuidado.
“Yo los regaño. Les digo: ‘No, con el teléfono no tiene que manejar’. Y me hacen caso. Todos son mis amigos y me conocen. También les digo: ‘A las seis de la tarde yo me voy, así que cierren ventanas’ y me hacen caso”, dice con orgullo.
Ella asegura que no hay día en que no rece por su amigo Italo y por todos los demás que siempre la ayudan porque sabe que al que es agradecido le va bien en la vida.
“Yo seguiré aquí hasta que Dios diga, a mí me gusta trabajar aquí”, insiste esta luchadora.