Archie Harrison Mountbatten Windsor, el hijo de Meghan Markle y el príncipe Enrique, rindió homenaje a su familia y a una tierna tradición inglesa en su primera aparición en público.
Con el nacimiento de su primogénito, la pareja rompió algunas tradiciones, como atender el parto en otro hospital, no tener la primera foto afuera del centro médico, y que fuera el padre quien lo llevara en brazos durante su presentación.
Sin embargo, hubo una costumbre muy especial que los duques de Sussex decidieron seguir para recordar a la madre del príncipe, la fallecida princesa Diana.
Siguiendo la tradición
Meghan envolvió a su hijo en una frazada de la marca G.H. Hurt & Son, la misma que se ha usado desde varias generaciones atrás para sacar a los bebés reales del hospital y mostrarlos por primera vez.
Se trata del modelo Ivory White Leaves and Flowers Baby Shawl, que tiene un precio de US$172, (poco más de ¢100 mil) y es elaborada a mano por ocho artesanos, quienes tardaron aproximadamente tres días en elaborarla, según el sitio oficial de la marca.
Además de la frazada, el bebé llevó un conjunto de gorro y guantes de casimir lisos con un pequeño moño en las muñecas que valen US$115. En total la mudadita costó unos ¢170 mil.
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Esta tradición la impuso la reina Elizabeth cuando, en 1948, presentó al príncipe Carlos con una manta de G.H. Hurt & Son, y luego la princesa Diana volvió a usar una prenda de ellos para la primera aparición pública del príncipe William y el propio príncipe Enrique.
De hecho, Kate Middleton también las ha usado, aunque la de Archie es hasta ahora la más costosa, pues las frazadas de los hijos de los duques de Cambridge tenían un precio de $102.