La oportunidad que para muchos significa estar en Nace una estrella, los lleva a tomar decisiones que duelen pero valen la pena.
Al menos así lo consideran cuatro de los 17 participantes de la sexta temporada del programa de canto de canal 7, quienes se tuvieron que ir a vivir a un hotel en San José para cumplir con todas las obligaciones que les exige el concurso.
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Se trata de la vecina de Grecia, Valery Álvarez; los sancarleños Jeremy Solís y Ana Laura Madrigal, y la limonense Jenny Gómez.
Ellos dejaron por unos meses sus vidas fuera de la capital y se acostumbran a vivir por un tiempo en la ciudad, con todo lo que eso conlleva.
Vivian Peraza, productora de Teletica Formatos, contó a La Teja que canal 7 asume la mayoría de los gastos de todos ellos y el familiar que los acompaña, pues a la televisora se le hace necesario tenerlos bien cerca para que cumplan con todos los compromisos del programa.
Aunque no es la primera vez que la televisora del trencito se trae a vivir a participantes de sus programas a un hotel capitalino, este año sí se rompió un récord; pues nunca habían tenido a tantos viviendo cerca.
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Peraza contó que en total son siete los hospedados en el hotel, que se ubica en La Uruca. Del total, cuatro son participantes y los restantes tres, acompañantes.
Valery y Jenny están con su mamá; Jeremy, con su papá; y Ana Laura está sola por ser mayor de edad.
“La primera opción es que ellos busquen un lugar donde estar aquí en San José, un familiar o así, pero en esta temporada coincidió que ninguno de ellos tiene familiares; entonces tuvimos que traerlos para acá. Con ellos usualmente se trabaja todos los días para el show del domingo, por eso es que los traemos a vivir acá porque de lo contrario sería desgastante para ellos”, explicó Vivian Peraza.
La productora detalló que canal 7 asume el 100 por ciento del costo de la estadía en el hotel de los siete, así como los desayunos. “Además, a todos los participantes; es decir, a los 17, se les da viáticos para alimentación y transporte”, enfatizó.
Extraña a mamá
La Teja conversó con Jeremy Solís, de 13 años, y Jenny Gómez, de 17, sobre cómo ha sido para ellos dejar sus comunidades para aventurarse en la capital a perseguir su sueño de convertirse en la nueva estrella del canto costarricense.
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Jeremy contó que él se fue con su papá Marco Antonio Solís, quien pidió un permiso sin goce salarial en su trabajo para acompañarlo en San José, durante el tiempo que sea parte del programa.
Pero aunque su papá lo acompaña, el estudiante de sétimo año extraña muchísimo a su mamá y a sus dos hermanos.
“Para mí fue demasiado difícil salir de mi casita porque yo soy muy apegado a mi mamá, a mis animales y a mis hermanos, y cuando me vine para acá (San José) fue bastante difícil los primeros días y, admito que todavía hoy es difícil”, mencionó Jeremy.
Sobre cómo ha sido vivir en un hotel, dijo: “En el hotel ha sido complicado porque es difícil estar en una habitación la mayor parte del día encerrado, pero tratamos de pasarla bien. Con los demás compañeros que están aquí nos juntamos en los cuartos a almorzar, a cenar. Siempre vamos a desayunar juntos, bajamos a la piscina, nos quedamos hablando”.
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En medio de eso tiene que sacar tiempo para sus responsabilidades escolares y es, generalmente, en las tardes cuando se pone al día con todo lo del colegio, y en las noches le da la cantada, porque repasa la canción que presentará en la competencia de canto.
Sin compañeros
Algo similar hace Jenny Gómez, quien sacrificó la convivencia con sus compañeros de su último año del colegio para recibir clases virtuales y poder estar en Nace una estrella.
“Ha sido complicado porque es el último año del colegio, entonces esto significó dejar de convivir con mis compañeros y dejar de pasar tiempo con mi papá, porque él se quedó en Limón y para nosotros se nos complica ir todos los días allá porque por el Zurquí cuesta mucho. Entonces sí ha sido bastante difícil estar aquí porque extraño mucho a mi familia y a mis amigos”, comentó la vecina de Cariari de Pococí, quien está en San José con su mamita.
Gómez reveló qué es lo que extraña de Limón por este tiempo y aseguró que no es el calor sino el ritmo de la vida.
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“Aquí todo se ve que es muy rápido, muy ajetreado. Allá es más tranquilo”, afirmó la muchacha de 17 años.
En cuanto a su experiencia de vivir en un hotel, contó que tienen muchas comodidades pero sí tiene que buscar qué hacer por la sensación de encierro que le da.
“Vivir en un hotel es cómodo pero uno se siente encerrado porque yo que no conozco, no tengo a donde ir. A la par tengo a mis compañeros y nos turnamos y convivimos en el cuarto del otro. Por dicha estamos en el mismo piso”, destacó.
Y como los martes es el día libre que les da la producción, entonces estos cuatro nuevos vecinos de San José aprovechan ese día para ir a sus casitas, reunirse con sus familiares y recargar las pilas de energía de la buena para seguir pulseando su sueño lejos de sus casitas.