Una madre y su entonces bebito salvaron miles de millones de dólares para las empresas Disney y Pixar y, además, muchísimas sonrisas de todos lo que vieron Toy Story 2.
La protagonista de la historia es Galyn Susman, una trabajadora de esas compañías que recién había tenido un bebé y que estaba en su casa haciendo teletrabajo, allá por el año 1998.
Al parece, algún distraído se jaló un torón en los estudios de Pixar en Richmond, cuando ejecutó la opción “remover” en su computadora y en tan solo unos segundos perdió casi por completo todos los archivos de las aventuras de Woody y Buzz Lightyear, incluyendo el trabajo de toda la producción.
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Para ese año no existían nubes o documentos de drive que guardaran lo que se hacía y por muy rigurosos que eran los protocolos para cuidar todo el proceso de una película, era mucho más fácil que se perdiera todo con solo un error.
Además, no acostumbraba a tener respaldos digitales o segundas copias pues se consideraba que podía ser filtrada o vendida.
Oren Jacob, director técnico asociado de Toy Story 2, contó en una entrevista a TNW que estaba buscando una escena concreta de Woody cuando el colapso inició.
Jacob intentó ver completa la imagen en el ordenador, pero al aparecerle una opción que le marcaba error, indicando que el directorio no existía, se percató de que el contenido del filme estaba comprometido o que el aparato ya no funcionaba.
Su asombro y miedo creció cuando notó que poco a poco más escenas comenzaban a desaparecer al grado de que todo el producto marcaba como no reconocido o como si jamás hubiera estado, pese a que la película ya estaba anunciada e, incluso, la compañía publicitaria arrancaba unos días después.
Casi como un milagro apareció Galyn Susman, quien debido a su permiso de maternidad, estaba laborando desde casa y, por ende, Pixar le había dado un equipo completo que contaba con un respaldo de la película entera, para que ella pudiera seguir con sus actividades desde el hogar.
Galyn recibía periódicamente las actualizaciones de la cinta, por lo que el equipo de producción acudió a la casa de la mamá, tomaron el equipo para llevarl a la empresa y cuando lo encendieron se percataron de que estaba actualizado casi en su totalidad.
Sólo tuvieron que poner manos a la obra, ordenar los archivos y echar las maquinarias a andar para que pudieran terminar como tenían previsto una de las historias infantiles más exitosas de la historia.