Tras cuernos, palos. Los dueños del Teatro Molière tienen cinco meses de tener cerrado el lugar por culpa de la pandemia y ahora resulta que se quedaron sin sus herramientas de trabajo por culpa de un ladrón.
El actor Jaime “el Gato” Castro y su esposa, la también actriz Rosibel Carvajal, todavía no salen del asombro y el colerón al saber que un antisocial les destrozó todo el teatro.
Lo peor de todo es que, aunque la policía atrapó al ladronzuelo, los dueños del lugar contaron que al final lo dejaron en libertad y con varias de las cosas que se robó.
Jaime contó que el robo ocurrió la madrugada del sábado anterior y que por más que se apuró en trasladarse desde San Pablo de Heredia hasta el teatro, ubicado en el centro de San José, cuando él llegó el ladrón ya se había ido.
“Al tipo este lo agarraron y cuando me localizaron lo soltaron porque no había cómo demostrar que las cosas no eran de él, me dijeron los policías. Como que el departamento legal del Ministerio de Seguridad Pública les recomendó a los policías que lo dejaran libre con las cosas”, dijo con cólera el reconocido actor.
El ladrón logró meterse por el techo del teatro y ya una vez adentro empezó a escarbar en los camerinos, de donde sacó ropa, una caja de herramientas, zapatos de mujer, tres planchas de pelo, destrozó el sistema de alarmas y hasta echó en el saco que andaba un aparato para medir la presión.
“La obra que nosotros teníamos en cartelera se llama ‘Papichulo’ y es la historia de un ladrón que es muy vacilón. Resulta que en la historia verdadera, este ladrón se brincó del teatro a donde el vecino, quien tiene una terraza. El vecino salió a enfrentarlo y el carebarro le dijo: ’Disculpe señor, es que me equivoqué’ y de ahí pasó al techo de un hotel para caer en la acera y fue cuando lo agarraron”, relató el Gato.
Sin aniversario ni nada
Jaime estima que todo lo robado y destruido puede rondar los dos millones de colones.
Lo único que recuperó fueron dos cuchillos de juguete y una pata de chancho que el ladrón dejó botados en la calle.
Y como tienen meses sin poder presentar una sola obra, no hay dinero para reponer lo que se llevó el “Papichulo” real.
“Nosotros tenemos cerrado desde el 8 de marzo, no estamos trabajando y estamos sobreviviendo gracias a la ayuda de un hermano, un cuñado, de unos primos. La misma familia nos ha colaborado con comida y ahora llegamos y vemos todo el teatro destrozado. Los parlantes, como no se los pudo llevar, los pateó todos, la pantalla plana la quebró. Tuve que soltarme a llorar porque es demasiada la presión”, dijo el actor.
Precisamente, el 13 de julio anterior, el teatro Molière cumplió 20 años de existir y por más que sus dueños habían planeado hacer un fiestón con comparsa y todo, no pudieron hacer nada por la pandemia.
De este teatro dependen seis actores, dos técnicos, una empleada de la soda y la encargada de redes sociales.