El presidente de Estados Unidos Donald Trump sigue con la idea entre ceja y ceja de vetar de por vida a los transexuales del ejército gringo.
Pese a no contar con una sentencia definitiva, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha puesto en vigor la política impulsada por la Casa Blanca que impide a los integrantes de la comunidad gay enlistarse a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.
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Fue en enero cuando el Tribunal Supremo accedió a que la iniciativa se pusiera en marcha, aún sin que los tribunales alcanzaran un fallo contundente, dando paso a la discriminación dentro del Ejército del país norteamericano.
El principal argumento del Departamento de Defensa es que sólo las personas que se hayan o planeen someterse a una cirugía de reasignación de género serán excluidas de las Fuerzas Armadas, ya que, según su razonamiento, esto impide que continúen siendo las fuerzas de combate más letales y efectivas del mundo.
Aunque desde su candidatura el presidente Donald Trump anunció su desaprobación a los derechos LGBTI y motivó la normativa que establecía que aquellos que tuvieran un historial de “disforia de género” quedaban descalificados del servicio militar, con escasas excepciones, dichas medidas no han logrado establecerse.
Fueron al menos cuatro demandas las derivadas de lo anterior, que buscaban impedir su funcionamiento. El magnate condujo entonces el veto hasta la Suprema Corte puntualizando que el bloqueo judicial forzó al Ejército a mantener una política anterior, a pesar de que un informe elaborado por el Pentágono estableció que la incorporación a filas de transgénero “pone en riesgo la letalidad y eficacia militar”.