Fabián Recomienda, un creador de contenido costarricense, se fue hasta Inglaterra a probar la cuchara de Gordon Ramsay, uno de los chefs más conocidos en el mundo, y además del sabor de la comida, lo sorprendió un detalle que solo ratifica lo caro que es vivir y comer en nuestro país.
Fabián Vargas, que es el nombre completo del influencer, visitó el Heddon Street Kitchen, en Londres, con el fin específico de probar uno de los platillos más conocidos del lugar, como lo es el Wellington beef, el cual es un corte de carne de res cubierto con hojaldre y una cama de hongos.
En las imágenes se ve sabroso y cualquiera pensaría que es un plato impagable para un costarricense de a pie; sin embargo, Fabi contó que no y que más bien esa y otras recetas tienen precios muy similares a lo que se pagan en muchos restaurantes ticos, con la diferencia de que los de aquí no son hechos por un chef con estrellas Michelín, que son las que validad su calidad.
“Me sorprendió algo que quizás a algunos nos les guste, pero hay que ser realistas, al ver que un plato con esa fama cuesta eso y que de ahí comen dos personas, en un restaurante de fama mundial, pensaba que es casi lo mismo lo que se paga en un restaurante de Costa Rica que no está en la misma gama ni que tienen un chef con estrellas Michelín ni la fama que Gordon Ramsay tiene”, afirmó el costarricense.
“Es un plato muy curioso y difícil de ejecutar, el filete de res va por dentro y por fuera una capa de hojaldre, en medio una de hongos. Más allá de lo rico, es muy complicado de hacer, es toda una experiencia, probamos otros, pero todo estuvo excelente”, dijo el tico.
Fabián pagó por ese corte, que también traía puré, unos 70 mil colones. Él y sus compas comieron otros cortes y platillos para vivir la experiencia gastronómica por completo. En total pagaron unos 473 mil colones (unos 79 rojos por persona) por la cena, pero quedaron muy satisfechos.
A pesar de que se dedica a visitar y promocionar restaurantes, el joven dice que sabe que los precios en nuestro país no son para cualquiera.
“He visto restaurantes que venden entradas muy pequeñas y carísimas, desde que hago esto he aprendido detalles como el costo de producción de las cosas y sí sé que son muy volados, el impacto es ese, estar sentado en el restaurante del mejor chef del mundo y saber que en Costa Rica los precios son parecidos”, agregó.