Vanessa Paredes Cartín, de 32 años, a quien siempre le ha gustado el mundo del modelaje y la televisión, decidió aventurarse a un gran proyecto, ahora que vive en Miami, Estados Unidos.
La joven tica habló con La Teja, y nos contó de su participación en el reality show El juego del calamar, donde tuvo una destacada participación.
Paredes nos contó que su novio le buscó la audición y la motivó para que la hiciera.
“Mi novio agarró la compu y se puso a buscar y encontró la audición del reality show Juego del Calamar; pero hasta las cuatro semanas después me animé a hacerla”, comentó y por dicha se tiró al agua.
Vanessa para audicionar tuvo que contestar, al menos, 50 preguntas, y cinco semanas después recibió una llamada de Netflix para que siguiera con el proceso de la audición.
“Me agendaron otra audición para el día siguiente, ese día me enfermé y no fui a trabajar, después uno de los encargados de la plataforma me hizo la audición por zoom con preguntas relacionadas con el premio 4,56 millones de dólares (poco más de 2.400 millones de colones)”, comentó.
La guapa confesó que el seleccionador de talentos le dijo que su perfil calzaba perfecto con lo que ellos buscaban, por lo que continuó en el proceso.
“Este proceso de audición duró seis meses, me hicieron exámenes sicológicos, con siquiatra, físicos y médicos, tenía que estar contestando llamadas, cuestionarios, era cómo entrar al FBI; pero ese proceso me gustó porque se tomaron el deber y la tarea de que no cualquier persona entra y además de cuidarlo a uno, por la exposición que da una plataforma así”, agregó.
Cantín sabía que el programa lo iban a grabar en enero de este año, en Inglaterra, pero no le habían dado el visto bueno.
“A mediados de diciembre del año pasado me mandaron todo al correo, pasaje, itinerario y todo lo que tenía que llevar. Recuerdo que solo se podía llevar una maleta de mano con cosas personales”, confesó.
Esta concursante dijo que cuando llegó a Inglaterra la recogieron y se la llevaron por cuatro días a un hotel.
“Esos días nos metieron en una habitación a cada uno y no podíamos tener contacto con nadie, de hecho había seguridad afuera para vigilarnos, la comida del hotel era simple y un día antes de iniciar todo el juego nos dieron los uniformes y nos quitaron todo, lo único que podía llevar era mi brasier y un calzón, todo lo demás lo daba la producción”, agregó
Después de este recibimiento, al día siguiente los levantaron muy temprano y los trasladaron al primer juego, el de la muñeca.
“Fueron dos horas de viaje, pero no supe dónde era porque no conocía, solo veía que era como un almacén gigante. Era enero, estábamos en Inglaterra y el frío estaba descontrolado, estábamos a menos trece grados, andábamos con el traje verde que nos dan y una ropa térmica, un chaleco que se explota si pierdes, pero aún así uno no está preparado para esas condiciones de frío”, dijo.
El proceso de alistar 456 personas con ropa, micrófonos, se volvió más lento y los cinco minutos que se ven en tele, para los participantes fueron siete horas.
“Cantaba la muñeca, empezabas a correr y al parar había que tomar pose por un lapso de 30 minutos, ha sido lo más duro que he hecho en mi vida, recuerdo que tenía gente a mi lado y se desmayaban del frío, hubo gente a la que le dio hipotermia, yo pase con ganas de orinar por dos horas, pero si iba al baño quedaba fuera”, detalló.
Después de este primer juego un montón de gente quedó eliminada, los que no regresaron al hotel.
“Cuando llegamos nos metieron a los estudios de grabación, había cámaras por todo lado, hasta dentro de los baños, creo que eso no me afectó, pero había gente que por ser de otra creencia religiosa sí tenían un baño especial para bañarse y hacer sus necesidades”, agregó.
Ella y sus compañeros la vieron fea porque hacía tanto frío que se les empezaron a reventar los labios.
“A muchos nos sangraban los labios y no teníamos nada que ponernos, nos proveían cosas entre esas condones, pero era tanta la desesperación que los abríamos y nos pasabamos el lubricante que trae en los labios”, recordó.
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La participante 135 contó que la comida era muy dura y que de hecho ella rebajó 10 libras en 15 días, otros compañeros bajaron 35 libras porque se mantuvieron más en el programa.
“Todas las mañanas nos daban avena en agua, sin nada, y las porciones no eran las mismas, a veces me tocaba más y otras veces menos, era como un juego mental, al final no sabíamos qué hora era, si era de día o de noche, cuántas horas estábamos durmiendo, nunca vimos el sol, no respiramos aire puro porque estábamos encerrados, para dormir dejaban solo una luz encendida, el ruido, dormir a la par de gente desconocida, las horas de sueño fueron pocas y no se descansaba bien”, detalló.
Vane regresó muy orgullosa porque a pesar de que quedó eliminada en el tercer juego que no fue pasado por la serie, estaba contenta de ser la única centroamericana.
“Lograr estar ahí, no es solo representar a Costa Rica, es representar todo Centroamérica”, aseguró.