Los comerciantes de lencería en Francia andan bravos por los cierres de comercios debido a la pandemia de covid-19 y encontraron una forma muy original de exigir que las reabran: mandarle tangas al primer ministro Jean Castex.
Desde principios de semana, la oficina de Castex ha recibido calzones y tangas de encaje desde toda Francia, acompañadas de una nota en la que se solicita que las tiendas de lencería puedan volver a abrir.
Al igual que otros comercios considerados "no esenciales", las boutiques de ropa interior se vieron obligadas a volver a cerrar a principios de mes cuando Francia entró en su tercer confinamiento nacional para contener el aumento de los casos de covid-19.
La campaña de protesta se llama “Action culottée” --un juego de palabras que puede traducirse como “acción descarada”-- y fue coordinada por los propietarios de las tiendas en Facebook.
"Queríamos dar la voz de alarma sobre la gravísima situación a la que se enfrentan cientos de tiendas de ropa interior en toda Francia", dice un comunicado del grupo.
"Todos tenemos un sentimiento muy fuerte de injusticia", añade.
Un mapa que se va llenando rápidamente en la página de Facebook del grupo muestra los puntos de ubicación de los minoristas que han participado en todo el país.
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"Se puede comprar lencería para seducir, pero hay muchas otras razones", dijo la propietaria de una tienda del sureste de Francia, Sylvie, a la televisión France 3.
"Mujeres con mucho pecho que no pueden comprar ropa interior sin probársela, mujeres que necesitan sujetadores para dar el pecho, adolescentes... Para nosotras es evidente que somos imprescindibles", añadió.
Por el momento solo están abiertas en Francia las tiendas de alimentación, pero también las floristerías, librerías y peluquerías, entre otros.