En nuestra actual situación puede que a veces nos sintamos agobiados porque deseamos hacer muchas cosas en Semana Santa, pero también es momento de pensar en austeridad y prudencia, pues la economía no tiene sus mejores tiempos.
Estar familia es un tiempo de descanso, recreación y no tiene por qué estar asociado a consumo desproporcionado.
Tendemos a pensar que descansar y recrearse tiene que ver con gastar dinero y ciertamente muchas cosas implican un gasto extra, pero a la vez es momento de recordar que estar en familia y disfrutar no necesariamente significa incurrir en grandes gastos.
Este es un momento de conexión y podríamos empezar por una desconexión de electrónicos y así tener actividades que impliquen mucha interacción los unos con los otros, recuperar el contacto visual, las conversaciones atentas, los juegos de mesa, las tardes de café, abriendo espacio a una comunicación abierta, clara, jovial, que nos permita sentirnos acogidos, escuchados, atendidos los unos con los otros.
Cuando hay comunicación y conexión, hay cercanía y se propician actitudes positivas que pueden ampliar nuestro disfrute, pues a veces en el día a día por el correr del trabajo, la escuela, los pagos, el trabajo en casa y la multiplicidad de tareas que tenemos, puede que todo esto nos lleve a vivir en automático.
La austeridad puede ser profundamente rica en espacios de comunicación y expresión de afecto a nivel interpersonal y esto muchas veces puede marcar en positivo el corazón de los miembros de una familia.
Esta Semana Santa que signifique para usted y para su familia un espacio de renovación espiritual, un momento de encuentro emocional, no se ocupa mayor cosa, se requiere una actitud consciente de expresión de afecto y abrigo, así que este es un tiempo para tener una sana escucha, estar presente, atentos, abiertos a compartir, para fortalecer nuestra paz emocional.