Así como en Colombia la costarricense Debi Nova ganó una temporada de Dancing with the Stars, en el 2016, la actriz cafetera Lorna Cepeda ahora se dejó la sétima temporada del programa de baile de Teletica.
La colombiana supo cómo ganarse el cariño del pueblo tico, que la apoyó por encima de figuras muy queridas y admiradas como Kimberly Loaiza y Mauricio Hoffman.
“Gracias, de verdad gracias infinitas. En los momentos que ya no podía más, pensaba en Michael Andrés y decía que tenía seguir adelante”, aseguró al recibir el trofeo.
Cabe resaltar que es la primera vez que el bailarín Michael Rubí gana el concurso.
En segundo lugar quedó Kim y Erick Vásquez, seguidos de Mau y Alhanna Morales y el cuarto puesto fue para Joaquín Yglesias y Lucía Jiménez.
Movida
Lorna Cepeda y Michael Rubí iniciaron la noche bailando salsa y samba. La cafetera hizo un homenaje a su país al bailar el mítico tema La Pollera Colorada, con mucha energía y sabor.
Pero sin duda el que se llevó los aplausos fue su segundo baile, un tango con el que nos llevaron directo a Ecomoda, la empresa de “Yo soy Betty, la fea”, que hizo famosa a la actriz colombiana.
Con la vestimenta que caracterizaba a La Peliteñida y con el apoyo de Natalia Monge interpretado a Betty, Lorna dio quizá una de sus mejores presentaciones en la pista.
“Inesita, mi valeriana”, gritaba Michael Rubí antes de iniciar, haciendo referencia al diseñador Hugo Lombardi.
Luego de eso hubo una miniescena en donde Lorna recordaba sus icónicas frases como “Perdoooon” y “Yo estudié seis semestres de finanzas en la San Marino.
“Me siento tan feliz de que a la gente le guste tanto estos personajes”, afirmó la colombiana, quien contó con el apoyo de su futuro esposo, Juan David Morelli, en el estudio.
Se despidieron de la pista con un baile contemporáneo, pero antes de eso, la producción mostró un video en donde varios de los excompañeros de Cepeda, en la famosa telenovela, le deseaban suerte y confirmaban una vez más la gran persona que es. Terminó su paso entre lágrimas de la nostalgia.
Como siempre
Kimberly Loaiza y Erick Vásquez fueron los encargados de abrir la gala final de la sétima temporada de Dancing with the Stars.
Ambos bailaron en su primera presentación un quickstep que, más que un sabor a despedida, dejó la sensación de que si el programa durara 30 noches más, la cuerda les duraría y seguirían sorprendiendo a sus seguidores.
Nuevamente, como en cada gala, la alegría y elegancia fueron los ingredientes que destacaron en su excelente presentación.
Al término del baile, Randall Vargas dio a conocer que Loaiza tiene un esguince grado dos en el tobillo izquierdo y que por eso tuvieron que cambiar las tres coreografías la mañana del domingo.
De hecho, Kim no pudo utilizar los tacones que regularmente usan las bailarines, ya que el dolor era demasiado. Incluso, a la hora de subir y bajar del balcón de las estrellas, tenía que ser auxiliada, en un momento Joaquín Yglesias se la tuvo que poner en la espalda y llevarla a caballito.
“No es imposible y aquí estoy”, dijo la guapa.
Además bailaron vals y merengue. En todas Kim dejó ver que, además de ser simpática, natural y muy bella, también sabe cómo moverse.
Mauricio Hoffman, quien aunque juró una y mil veces que no se quitaría la camisa en la pista de Dancing with the Stars, cayó en la tentación de pellizcar unos últimos votos y enseñó los cuadritos en su primera presentación de la gran final.
La táctica de dejar ver la musculatura, que tanto criticó Mau en De boca en boca, pero que tanto le ayudó a figuras como Bismarck Méndez y Daniel Vargas y Daniel Carvajal en otras temporadas, salió a la luz en el último programa.
Seguramente el macho sabía que no era el favorito de la gente, a pesar de que en baile haya sido el mejor y por eso apeló a mostrar carnita. Eso sí, a diferencia de otras figuras, no se quitó por completo el suéter que andaba y solo se bajó el zipper para mostrar lo en forma que está.
Eso no bastó y el macho se quedó con el tercer puesto.
Joaquín Yglesias y Lucía Jiménez también tenían preparada una gran sorpresa para la noche de despedida y fue en su tercera y última coreografía que se lucieron más.
Le dieron vida a la clásica peli de La bella y la bestia, en la que Luchi cumplió lo que prometió y cantó al lado del tenor. Fueron apenas unas palabras, pero de que lo hizo, lo hizo, y muy bonito. Ya había cantado en el musical Chicago, según contó la jueza Silvia Baltodano, quien fue la directora de esa puesta en escena.
Aplausos extra a Joaquín, quien es simplemente espectacular a la hora de cantar. En el estudio se escuchó realmente impresionante. Fue un lindísimo adiós de ambos a la pista.