Los Reyes Magos son tres y se los llamó Melchor, Gaspar y Baltasar. Pese a que no se conocían entre ellos, una estrella hizo que se encontraran y que llegaran hasta el Niño Jesús, quien tenía apenas unos días de nacido.
Cuenta la historia que hace muchos años existían tres reyes que eran muy sabios y que tenían la capacidad de poder leer los cielos y los mensajes de las estrellas. Es por esto que se dice que eran magos.
Cada uno de los reyes provenía de un lugar distinto.
Melchor era de Europa y tenía una larga barba blanca. Gaspar vivía en Asia y usaba barba y cabello castaños, y Baltasar era morocho y provenía de África.
Ninguno se conocía entre sí, pero compartían las mismas costumbres, pasaban noches enteras mirando el cielo y las estrellas. Fue así como se encontraron con una estrella fugaz que tenía algo especial: brillaba más que todas.
Los tres quedaron fascinados y decidieron viajar hacia el horizonte para verla más de cerca. Cada uno sobre su camello, pasó días siguiendo la estrella hasta que, finalmente, se encontraron los tres en el camino.
Los reyes se volvieron grandes compañeros y hablaron acerca de la increíble estrella que brillaba en el cielo. Todos llegaron a la misma conclusión. Esa estrella anunciaba el nacimiento de un nuevo rey: el Rey de reyes.
¿Qué le regalaron a Jesús?
Siguiendo la estrella, Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron a Belén, que es la ciudad en la que nació Jesús. El astro se posó exactamente sobre la humilde morada en la que María, acompañada de José, dio luz a su hijo. Fue así como los Reyes Magos pudieron llegar a ellos.
La importancia que tuvieron dichos Reyes Magos en el nacimiento de Jesús consiste en que fueron los primeros (sin contar a sus padres) que comprendieron cuál era el rol que el niño ocuparía en la vida.
Para honrar al Rey de reyes, los tres magos se encargaron de llevar regalos a la altura de las circunstancias. Melchor obsequió oro, Gaspar aportó incienso y Baltasar llevó mirra.
Puede que esto hoy en día resulte poco, pero en aquella época eran obsequios muy especiales y distintivos, que hablaban mucho de quién los hacía y aún más de quién los recibía.
Los reyes tuvieron mucho cuidado de no despertar al pequeño Jesús y dejaron sus regalos a los pies del pesebre. Por el gesto que tuvieron, fueron bendecidos con el don de la vida eterna y recibieron la capacidad de llevar regalos a todos los niños del mundo durante la misma noche.
De ahí nace su celebración cada 6 de enero, que es la fecha en que llegaron a Belén y conocieron a Jesús. Desde entonces, una vez por año, los Reyes Magos homenajean a los niños de todo el mundo y lo hacen sin pedir nada a cambio.
Eso sí, como siempre viajan con sus camellos, agradecen cada vez que se les deja un poco de agua y alimento para los animales.