EscucharHay momentos de la vida en los que todos tenemos que vernos frente a nuestra capacidad de tomar decisiones para poder elegir con quién queremos compartir el día a día de nuestra vida.
Hay personas difíciles con las cuales nos toca compartir, según creemos nosotros, pero, si lo pensamos bien, nadie está obligado a estar cerca de una persona cuya forma de ser es tóxica, dolorosa, cargada de problemas, simplemente porque a esa otra persona no le da la gana entender, comprender e interactuar de forma sana.
Entonces, te ves expuesto a un sinfín de problemas. A veces son difíciles de entender porque nacen en la interpretación y complicación mental de la otra persona.
De pronto, haces diferentes esfuerzos para limar asperezas, procurar crear un clima cálido, pero resulta imposible porque simplemente la otra persona es tóxica y no quiere ceder.
Frente a esto, tienes que tomar la decisión de elegir con quién quieres compartir la vida:
– Si alguien te roba la paz, tienes derecho a poner límites.
– Si alguien te juzga o te etiqueta y no te da la oportunidad de dar explicaciones, tienes derecho a poner límites.
– Si alguna persona te maltrata en cada acción y no quiere entrar en razón, tienes derecho a poner límites.
– Si una persona te culpa de todo, siendo el otro responsable, tienes derecho a poner límites.
– Si alguna persona hace de tu vida un proceso cargado, complicado y no quiere escuchar, tienes derecho a poner límites.
La libertad de poder elegir con quién compartimos la vida es un principio básico de la salud emocional. No se trata de alejarnos de personas a la primera, sino de asumir y darnos cuenta que si una persona, de manera recurrente, te complica la existencia, tienes derecho a elegir.
Construir tu paz emocional es un derecho irrenunciable. Es importante que nos permitamos siempre, todos los días, rodearnos de personas que nos hagan crecer, que no afecten nuestra paz. No le tienes que tener miedo a este proceso.
