“Quiero volver al trabajo presencial, pero siento culpa porque en casa puedo estar más cerca de mis hijos. En el fondo volver a la labor presencial me agrada y en la empresa nos dieron oportunidad de elegir cómo queríamos trabajar y a mí me hace falta salir de casa, pero siento culpa por ser mamá.
1. Hay muchísimas personas en esta realidad, porque la presencialidad ha traído un impacto positivo en un mejor uso del tiempo, lo cual ha permitido estar más cerca de los hijos y ha contribuido a una mejor integración familiar. El segundo beneficio es que la virtualidad ha contribuido a estar más cerca los unos de los otros, y claramente el uso del tiempo y la cercanía en la presencialidad cambia.
2. Muchas personas también están urgidas de retornar al trabajo presencial, pues esto trae muchos beneficios como salir de casa, cambiar la rutina, tener contacto con otras personas, crear ambientes y entornos de interrelación positivos, cargados de múltiples experiencias que se han perdido por causa de la virtualidad como almorzar, reírse, compartir. Ambos escenarios tienen sus pro y sus contra.
3. Esto está generando procesos de contradicción, ambivalencia e incluso culpabilidad en muchas personas, pero no puede ser este el enfoque. Una alternativa muy interesante es procurar un esquema mixto donde usted pueda permitirse un trabajo virtual que le haga estar cerca de su familia, alternando con un esquema presencial que la conecte con sus aspiraciones personales por salir de casa. Este deseo de salir de casa no tiene porque hacerla sentir mal, pues es un proceso al que usted también tiene derecho.
4. La realidad exige que muchos padres tengan que trabajar y desear la presencialidad, lo cual no es un acto egoísta, es una visión de equilibrio personal y no debe martirizarse por desear esto. Es sano hacerlo en un esquema mixto, ya que contribuye a la productividad laboral y a un desarrollo personal consciente que aporta mucho al equilibrio sicológico.