Farándula

Presentadora tica famosa en El Salvador cuenta el ciclo de violencia que vivió al lado de su expareja

Presentadora tiene años de trabajar en la televisión salvadoreña y es muy famosa en ese país

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La costarricense Raquel Vargas es una de las presentadoras más conocidas en El Salvador. Cortesía

La costarricense Raquel Vargas es una de las presentadoras más conocidas en El Salvador y aunque siempre se le veía muy feliz en la pantalla, muchos televidentes desconocían que ella era víctima de violencia por parte de su expareja.

Raquel tuvo una relación de tres años con el presentador salvadoreño Roberto Acosta, al cual denunció penalmente y recientemente un tribunal lo declaró culpable, luego de aceptar los cargos por agresión física y sicológica.

La tica, quien primero trabajó como modelo cuando llegó a El Salvador en el 2008, decidió decir “ya no más” y usar sus redes sociales para servir de testimonio, tras escapar de ese círculo de violencia y superar una depresión.

Ella inició como presentadora en el 2013, donde ha trabajado en los programas Trato Hecho, Minuto 2014, A Todo o Nada, Viva la Mañana y Código 21.

Recientemente, ella fue contratada por el programa “Código 21″, del grupo Megavisión, pues a finales del año pasado no le renovaron contrato en Telecorporación Salvadoreña, donde por más de diez años fue una de sus caras más conocidas.

Ella sospecha que todo se debió a una sacada de clavo por denunciar a su compañero.

Ambos eran los presentadores de “A todo o nada”, uno de los programas más vistos en este país, y por el carisma que los mostraban frente a cámaras y el amor que se profesaban en redes sociales, nadie hubiera sospechado lo que pasaba dentro de su casa.

Presentadora nos pasó una copia de la resolución del juez en contra de su expareja. Cortesía

Raquel conversó con La Teja y decidió revivir aquellos duros momentos porque quiere ayudar a otras personas a identificar una relación dañina.

“Yo estaba en el programa A todo o nada, que es la franquicia que más ha durado en Telecorporación Salvadoreña, con el mayor rating, pero bajó en ventas con la pandemia y el canal decidió quitarlo, por lo que movió algunos talentos a otros programas y a mí me pasaron para Viva la mañana, que aquí es el programa más visto del canal. Cuando entré a este programa todavía estoy con él (expareja) y, obviamente, cada cosa que hacía era juzgada por él y para mí fue muy difícil, hasta pedí que me pasaran de programa, porque me minimizaba, me decía: ‘vos no servís’, ‘ponete a practicar’, ‘obsérvate’. Tuve mucha presión por parte de él, claro, no sabía con quién estaba en ese momento”, relató.

Su sicóloga llegó a la conclusión de que estuvo conviviendo con una persona que sufre el trastorno de la personalidad narcisista y que el hecho de que ella siguiera en la pantalla y él no pudo haber sido parte del detonante de su ira contra ella.

De perfecto a demonio

Raquel confesó que el tiempo que estuvo en este programa fue el más duro, porque su expareja siempre le reclamó por la ropa que usaba, la criticaba o juzgaba por su trabajo y hasta la intimidaba al decirle que la estaba observando minutos antes de salir al aire.

“Las secuelas las estaba viviendo en ese momento, pero no me daba cuenta del daño sicológico que tenía. Yo me paraba frente a cámaras y tartamudeaba, a poesar de que siempre mostré mucha seguridad, porque hasta con malas palabras me decía lo que a él le había parecido algo mal, en ocasiones se aparecía de la nada al canal y me supervisaba cómo andaba vestida”.

La noticia fue difundida por todos los medios salvadoreños. Cortesía

La exvecina de San Pedro de Montes de Oca agregó que ella quedó con un severo daño psicológico porque muchas veces “era como estar con la persona perfecta, pero a la vez con el mismo demonio” y que las discusiones entre ellos se fueron acrecentando tanto, que llegó al punto de darse agresiones físicas.

“Antes se podía enojar cada tres meses, pero luego llegó a hacer algo diario e insoportable, porque ya no existía un porqué, sino que se molestaba por cualquier cosa. Yo siempre traté de mantener la calma, de decirle hablemos y hasta tuve que buscar a una sicóloga para entenderlo, porque él lo que tenía era ira. La sicóloga lo que me decía era que tratara de abandonarlo y el día que lo hice me fue peor, me pegó una arrastrada por la casa, fue indignante por todo lado.

“Uno termina completamente vaciada emocionalmente después de una discusión con una persona así, porque no es una discusión de quince minutos o media hora, a mí las discusiones me llevaban cuatro a cinco horas o a veces dos días, eran unos drenajes emocionales, en los que terminaba cansada, agotada y, obviamente, haciéndome muchas preguntas y queriendo seguir ayudándolo porque sabía que él no estaba bien”, agregó.

Cuando él me gritaba tenía que verlo a los ojos y llegué a un punto en el que simplemente guardaba silencio y tenía que escucharlo como tres horas”.

—  Raquel Vargas, presentadora

Temió por su vida

La presentadora tiene una hija de una relación anterior que igual vivía con ellos y en más de una ocasión fue testigo de las fuertes discusiones que ella tuvo con su expareja.

Una vez recordó que estando su hija en el baño, él le empezó a gritar y cuando ella le pidió que por favor bajara la voz para que su hija no los escuchara, él se enojó tanto que le tiró un vaso para tratar de pegárselo en la espalda, pero lo terminó reventando contra un vidrio.

Para ese entonces, ya lo había denunciado por agresión, por primera vez, pero según contó, no llamó a la Policía por temor y porque no era capaz de hacerle daño a su imagen, pensando en que él también era una figura pública.

“Yo llegué a hincarme en el baño y suplicarle a Dios que lo sacara de la casa, o sea, yo llegué a un momento en el que pensé que me iba a matar, llegaba la noche y trataba de dormir. En ese momento ya dormía en otro cuarto, y no podía cerrar la puerta porque llegaba a botarla a puñetazos, y a veces, llegaba de la nada y me encendía la luz y me empezaba a gritar. Llegué a pensar que si me dormía me iba a asfixiar con la almohada, porque ya sabía que en cualquier momento podía ocurrir algo peor”, confesó.

Raquel tiene una hija y en ocasiones la visita su padre. Cortesía

Sus cambios eran extremadamente radicales, de estar bien pasaba a estar mal, a gritarme, a insultarme y era muy explosivo, cuando pasaba eso ya no tenía forma de detenerlo”.

—  Raquel Vargas, presentadora

Culpable de violencia

Raquel también reconoció que muchas veces pecó de buena gente y lo perdonó después de un tiempo que estuvieron separados, porque él la manipuló haciéndole creer que Dios lo había cambiado. Sin embargo, no tardó mucho tiempo en volver a demostrar su agresividad.

“A mí hasta me llamó el pastor para decirme: ‘Raquel este hombre te ama, nunca había visto a un hombre tan enamorado, tan entregado con Dios, no se imagina cómo habla, cómo se expresa’. Él pasó de ser una persona malhablada a tener un cambio radical de hombre de iglesia, y ahí es donde vuelvo a creer en él y si es que yo decía: ‘Se lo he pedido tanto a Dios que lo cambiara, que me hizo el milagro’, pero fue para volver a estar debajo de su zapato”, recordó.

La presentadora solicitó que su expareja le ofreciera una disculpa pública por el daño psicológico y físico causado. Cortesía

Luego de armarse de valor, ella decidió abandonar la casa que compartían y fue cuando inició el proceso penal contra el reconocido conductor salvadoreño.

Un juez determinó, en setiembre del año pasado, que su expareja era culpable del delito de violencia intrafamiliar y, según la resolución, debía cumplir un año de trabajo social y le dictaron como medida cautelar, no acercarse a la tica. Además, ella pidió que saliera a los medios ofreciendo una disculpa pública por lo que le había hecho, fue en ese momento cuando todo El Salvador se dio cuenta de que ya no era más la pareja feliz que aparentaba llevarse muy bien en el programa de entretenimiento.

“Le dan un año de cárcel, pero le otorgan el beneficio de quedar en libertad siempre y cuando cumpla con un trabajo social. Hubo una negociación por el daño causado, pero yo no quería plata, lo que quería es que él saliera a decir públicamente que aceptaba la condena, pero salió dando a entender que lo que nos dijimos fueron solo unas malas palabras, todo bien suave, a pesar de que él fue condenado por violencia intrafamiliar que es penado con cárcel”, recalcó.

La guapa tica acaba de empezar a trabajar en el programa Código 21 que se transmite a las 9 p.m.. Cortesía

La costarricense reconoció que superar este capítulo no ha sido fácil, pero que al hablar del tema se libera y ahora conoció a otro hombre que la ha ayudado a sanar su corazón, gracias al amor.

Silvia Núñez

Silvia Núñez

Periodista de Espectáculos y Sucesos. Bachiller en periodismo de la Universidad Central desde el 2004. Labora en el Grupo Nación desde el 2013.

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