“Perdóname, mamá, por haber nacido así, por haberte decepcionado y causado este dolor”, escribió Acxel en la carta que dirigió a su madre en 2016, cuando le confesó que es gay.
Acxel Jiménez García nació en San Pedro Jaltepetongo, en la región Cañada, en México, hace 23 años.
Es hijo de padres campesinos y artesanos que tejen la palma en una comunidad originaria donde se habla el tu’un savi o mixteco, y que se dedica a la agricultura y a la ganadería. Siempre estuvo orgulloso de su cultura; sin embargo, admite que creció con el temor a ser discriminado.
LEA MÁS: Miembros de la comunidad LGBT cubana desean tener la boda de sus “sueños”
A los 15 años, Acxel abandonó su pueblo para mudarse a la ciudad de Oaxaca y estudiar. Fue entonces, en 2013, cuando comenzó a cuestionarse lo que hasta entonces no quería aceptar.
”Fue un golpe muy duro, pensé que estaba mal, que estaba dañado y no me aceptaba. Vengo de un lugar con una ideología machista y una mentalidad cerrada, pero cuando llegué a la capital me di cuenta de cómo realmente era”, reflexiona.
Pero ni al salir de la comunidad pudo evitar la discriminación, pues en el cole una de sus profesoras lo “sacó del clóset”, lo expuso frente a padres de familia y pidió que lo expulsaran por su orientación sexual.
En respuesta a este hecho, Acxel y varios de sus compañeros organizaron una reunión, en la cual la docente tuvo que pedirle disculpas.
A partir del caso, los programas académicos de la escuela implementaron pláticas de educación y orientación sexual.
En marzo pasado, cinco años después de su confesión, la madre de Acxel lo felicitó por su cumpleaños y le hizo saber que lo aceptaba. Desde entonces, asegura que es feliz y que se acepta a sí mismo.
La reacción de su madre fue de alivio, pues pudo plantear y resolver sus dudas.
“Yo le dije: ‘Esto es normal, hay que aprender, informarnos y conocer, pues muchas veces la desinformación sobre la orientación sexual es la que causa la discriminación’”, contó.
El padre de Acxel se enteró a través de las redes sociales de la orientación sexual de su hijo y aunque lo cuestionó, poco a poco lo ha aceptado. Sin embargo, la situación es muy distinta en su comunidad.
Desde hace dos años, Acxel no la visita, pues continuamente es señalado por los pobladores debido a su orientación sexual.
Ser gay e indígena, resalta, lo mantiene encerrado en su casa, pues teme sufrir discriminación, igual, seguirá luchando para que eso poco a poco quede en el pasado.