La guapa periodista Paula Brenes está solterita, por lo que La Teja habló con ella para que nos contara un poquito de su vida y si hay campito para alguien más en ese corazoncito.
Ella regresó a la tele en noviembre del año pasado, gracias a que fue invitada a un programa especial de Telediario de Multimedios y desde entonces no ha dejado de ir al canal.
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¿Siempre se vio trabajando en tele?
Yo siempre pensé en escribir para un periódico, porque era muy tímida. Digamos, a mí me ponían a exponer en la U y me daba una congoja, me daba mucha vergüenza hablar en frente de la gente.
Recuerdo mi primera vez que estuve frente a cámaras, estaba en Canal 13, era un avance en vivo de un suceso y empecé bien, luego me encloché toda, se me olvidó lo que seguía y en vivo me toqué la frente y dije: “¡Uy me equivoqué!... más noticias a las tres de la tarde”. Mi jefe al salir me dijo: “Se dejó llevar por los nervios, practique para mañana”. Ese día empezó mi amor por la tele.
¿Qué es lo que más le gusta de trabajar en televisión?
Toda esa preproducción, postproducción y todo el trabajo que hay detrás de cámaras. La televisión es magia y puede trasladarlo a otra realidad ajena a la de usted.
Aparte de la tele, ¿tiene alguna otra entradita?
Decidí montar mi propia agencia de comunicación junto con una colega que conocí en Canal 9, Jessica Castañeda. Se llama Trébol Comunicación y empezamos en agosto de 2019. Trabajamos la parte de Marketing Digital, Relaciones Públicas, Estrategia Digital, Producción Audiovisual, capacitación de voceros, todo lo relacionado con comunicación.
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¿Cómo va en su rol de madre?
Cumplí uno de mis grandes sueños en la vida, que era ser mamá, yo siempre quise ser mamá desde que tengo uso de razón y de una chiquita. Para mí es la niña más linda que hay en el mundo, porque Luciana vino al mundo a iluminar mi vida y a hacerme nacer de nuevo, no hay palabras.
Tiene cuatro añitos, ella es la luz de mi vida, literalmente. Ella es mi fuerza, mi motor, mi todo, ella es una niña superdeseada. Ella es una mini-Pau en todo, se parece a mí físicamente, en carácter, es coquetísima y le da por agarrarme el maquillaje, inteligente y muy madura para su edad.
¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Llevo un año y tres meses haciendo “pole dance”, me siento superfeliz porque siempre me quise meter a eso desde que tenía como 20 años y me daba miedo porque antes era como más tabú, ahora es una disciplina deportiva. Si me quedaba un complejo, ahí se me murió. Jamás me imaginé que podía llegar a ser tan fuerte ni tan flexible, requiere de mucha disciplina y constancia.
¿Qué tal se la juega en la cocina?
Antes yo comía sólo porque había que comer, o para sobrevivir, ahora con una hija tengo que estar inventando qué hago para que coma, porque tiene que crecer y crecer fuerte y sana. Lo mío son los postres, a mi último novio le pasaba haciendo queques. Yo creo que ahora me especialicé en pie de limón.
¿Cómo está el corazoncito?
Mi corazón está tranquilo, está enamoradísimo del trabajo y de mi hija, del “pole dance” y nada más. Para alguien más siempre hay campo, cuando uno se enamora, aunque usted no tenga tiempo, usted hace el espacio. En lo personal si yo realmente quiero estar con alguien, yo voy a esforzarme por incluirlo en mi vida. Cuando me enamoro soy muy romántica y detallista.
¿Cuál es una de sus metas a nivel profesional?
Uno de mis mayores sueños es algún día que la empresa de comunicación crezca tanto que podamos darle trabajo a más gente. En mi caso, que la he visto color de hormiga en su momento, sueño con ese día de poder contratar gente y poder generar empleo y tener una planilla un día, no por ego, sino por ayudar.
¿Cuál ha sido el mayor reto como periodista?
Yo en mi vida me imaginé tener que cubrir una pandemia. Es histórico y lo que nuestros nietos van a tener que estudiar es esto, la pandemia del 2020.
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A mi criterio no veo una solución a inmediato plazo, pero esperaría que sigamos todos con la roja puesta, este es el mejor mundial de nuestra vida, porque todos estamos en el mismo juego. Yo esperaría que sea menos del tiempo que le ha tomado a otros países superar este bache, que ojalá creemos conciencia de que no es un juego y que si salimos, no es cualquier gripecita para todos.