Adriel y Monae se vieron por primera vez en la lavandería de la cárcel de Pennsylvania (Estados Unidos) y quedaron flechados uno del otro.
Sus vidas cambiaron y de pronto se encontraron con un motivo por el cual cambiar y luchar, aunque para estar juntos debieron afrontar todo tipo de contratiempos, según cuenta el diario Clarín.
Desde los 16 años, Monae venía luchando para que su cuerpo responda al género con el que se identifica, es por eso que siendo apenas una adolescente inició un tratamiento hormonal. Sin embargo, cuando la justicia la condenó por robo no tuvo la oportunidad de ser transferida a un penal de mujeres.
Adriel, por su parte, fue condenado por haber roto la libertad condicional, que había recibido como beneficio en una anterior causa de asesinato de tercer grado en la que había quedado involucrado. Un personaje violento, líder de pandillas y grupos mafiosos, que ahora quedaba expuesto ante sus compañeros por tener una relación homosexual en un ambiente dominado por el machismo más cruel.
LEA MÁS: Trans descubrió que su padre era uno de sus seguidores en OnlyFans
Para sus viejos amigos era imposible aceptar que su jefe estuviera saliendo con un transgénero. Pensaron que era solo una moda de la vida en la prisión, que jamás podrían casarse y tener un futuro juntos.
De modo que la pareja tuvo que hallar la manera para pasar tiempo en algún lugar en el que puedan escapar del control de las autoridades y del resto de los prisioneros. Se encontraban en la biblioteca, en el gimnasio o en las noches de cine y fue así como su vínculo se fue afianzando.
Sin embargo, fue imposible que su historia de amor se mantuviera en secreto y Adriel pagó las consecuencias. Además del rechazo verbal, también debió afrontar ataques físicos.
“Los miembros de mi pandilla me apuñalaron y me metí en un montón de peleas. Las personas con las que crecí en el sistema penitenciario, personas que conocía desde la infancia, miembros de pandillas, no esperaban que comenzara a salir con un transgénero, no esperaban eso en absoluto”, relató el hombre de 53 años, en entrevista con el canal Truly.
Ese mismo rechazo se repitió en su familia, cuando los rumores sobre su romance llegaron a su casa.
“Pensaron que era algo pasajero, que estaba bromeando. Pero cuando descubrieron la verdad, también me rechazaron. Algunos dejaron de hablarme, por ejemplo, no he hablado con mi hermano en dos años. Tengo un par de primos que todavía me ven como un bicho raro”.
Para Adriel todas esas dificultades fueron las que hicieron que la pareja se volviera más fuerte y que quisieran seguir dando pasos juntos.
Tan pronto como Monae cumplió su condena, la pareja se casó en prisión y ella esperó en libertad a que su esposo cumpliera su condena y se sometió a una cirugía para cambiar de género antes del día de su boda. Luego se mudaron juntos. Ya se conocen bien, dicen, pero después de más de seis años y medio todavía tienen que conocer el mundo exterior.