“Vivo atrapada en un matrimonio con un hombre muy difícil, en el que solo lo que él dice está bien. Por ejemplo, si dejo que mis hijos coman pan, dice que soy una mala madre porque los estoy engordando. Todo el tiempo critica la casa, la forma en la que lavo, cocino y plancho. Además tengo un trabajo y él únicamente paga la hipoteca y las escuelas. Le he dicho que no quiero tener sexo con él porque es muy grosero y su respuesta es: ‘no se preocupe, a mí me sobran’. Me siento muy mal y no sé qué hacer”.
1. Hay personas que suelen llamar carácter difícil a conductas que al analizarlas a fondo son estructuras de violencia; es decir, cuando alguien se impone, descalifica, minimiza, coacciona, limita la libertad de su pareja o somete a sus hijos a una serie de normas intransigentes, sin mayor fundamento, bajo un esquema de pensamiento unidireccional.
2. Si una persona dicta la norma y la única alternativa es ceder para evitar conflictos, esto no es solo un tema de carácter. Vivir con alguien bajo la premisa “así es y punto”, significa que se limita el accionar de otro ser humano y se está frente a estructuras de violencia psicológica, verbal y de otro tipo.
3. Esta situación debe moverla a dos grandes ejes de análisis. Uno, la búsqueda de soluciones para una permanencia sana a lo interno de la familia y la vida de pareja, y dos, analizar la viabilidad de permanecer o no en dicha relación.
4. Un modelo de relación establece un proyecto en el que hay dos actores que parten del principio de libertad, respeto, escucha, comprensión y sin matices de imposición, intransigencia o violencia. Es decir, ambos acuerdan el estilo de vida que se va a tener a todo nivel y cuando estas estructuras están ausentes, el pronóstico de relación es negativo. No se puede vivir en una estructura de intransigencia, porque vivir en pareja no es anularse. Le recomiendo buscar ayuda.