En cuanto pone un pie en la cancha más de una se desgalilla gritándole piropos y la historia se repite cuando sale en cámaras, aunque quizás sin los gritos.
Son muchas las mujeres que quedan como locas cuando ven al entrenador manudo Nicolás Dos Santos y son más las que inundan las redes sociales con halagos para él.
Le pasa con frecuencia, ya sea que vaya a comprar el pan para el desayuno o mientras da una conferencia de prensa. A más de una se le “derriten los helados” al verlo.
Aunque no es la primera vez que está en Tiquicia –ya había venido un par de veces– el "profe" Nicolás Dos Santos ha sido noticia no solo por la forma en la que se adueñó del banquillo rojinegro, sino también por sus atributos físicos.
A sus atributos se suma una especie de sombra misteriosa que rodea su vida personal y aunque se muestra como un hombre bastante reservado es una caja de sorpresas.
Frases como “A mí me gustan mayores”, “sugar daddy”, “guapo” y en algunas ocasiones hasta palabras pasadas de tono, son muy comunes en las redes sociales para el uruguayo.
Al hablar con Dos Santos, de 47 años y quien creció en la ciudad de Montevideo, una de las cosas que más llama la atención es que está tan centrado en darles la Copa 30 a los liguistas que ni siquiera se ha percatado de que lo sabrosean en redes sociales. O al menos eso dice.
“No, no me han gritado piropos en el estadio, aquí la gente es muy respetuosa. Yo estoy dedicado para mi familia y para el trabajo, fuera de eso no hay más nada”, dijo a La Teja con algo de timidez.
Para desdicha de las fanáticas, el de “los ojitos verdes” ha pasado la mayor parte de su vida al lado de una mujer a quien ama y respeta.
- ¿Está casado?
Estoy casado y con Adriana tengo casi veinte años de estar juntos y dos hijos, Joaquín y Felipe. Mi esposa trabaja en el área de marketing, pero bueno, en estos últimos diez años que me ha acompañado, se ha tenido que ir desprendiendo un poco de su profesión para acompañarme a mí y a mi familia en los viajes y todo lo que hago.
-¿Cómo se mantiene físicamente?
Hago muy poco ejercicio. Si tuviera más tiempo me gustaría incursionar en el surf, aquí hay playas maravillosas para eso, pero realmente no tengo mucho tiempo para ir a las costas. En Uruguay sí practicaba.
-¿Se chinea?
No, no tengo ningún ritual de belleza.
-¿Cómo se describe?
Soy alguien con pasión por lo que hace, alguien que desde hace muchísimo está en el fútbol. Me imagino que despertó sorpresa en Costa Rica porque cualquier entrenador que venga a un club tan importante…
-¿De niño quería estar ligado a los deportes?
Creo que las cosas de todo niño, que a veces hay esa fantasía de profesiones que ni siquiera existen. Pero el deporte y el fútbol los visualizaba como algo que me gustaba.
-¿Le toca pegarse la cocinada?
No, mi esposa y mis hijos están aquí, por lo que llevamos una vida normal, pero sí cocino, me gusta mucho preparar ceviche. Aquí hay buen pescado y me animo a cocinar eso.
-¿Ya comió gallo pinto?
Me gusta probar mucho comidas locales y muy variadas, realmente aquí se encuentra buena comida. Estoy tratando de explorar cosas locales, por ejemplo, plátano frito, gallo pinto, son cosas que me han gustado mucho.
-Siempre anda bastante formal, ¿su esposa lo viste?
No, no.... visto de una forma normal, me gusta mucho, pero también trato de tener una vestimenta que pase desapercibida y sea lo más formal posible, más que nada por respeto a la gente porque yo trabajo en un lugar público, entonces trato de vestirme siendo respetuoso para todos.
-En el clásico se tuvo que poner una sueta (su camiseta era del mismo tono a la del equipo manudo), ¿le dio mucho calor?
Eso son cosas de los árbitros que son difíciles de entender. ¿Cómo un árbitro podría confundir a una persona que está fuera de la cancha con los jugadores? Al segundo tiempo me quité la sueta y me cambié la camisa por una celeste.
-¿Qué extraña de Uruguay?
La familia y los amigos, pero no somos de tener mucha melancolía por las cuestiones que uno no puede vivir. Felizmente a través del teléfono y del WhatsApp uno se puede estar comunicando y a veces, incluso, estando en el propio lugar no puede tener toda la comunicación y la relación con la familia y los amigos por las cuestiones del trabajo, por distancias, ciudades...
-¿Qué le gusta de Costa Rica?
Desde el clima, los paisajes, las montañas y sobre todo la buena onda de la gente, el trato que uno tiene diariamente con la gente, independientemente de si a uno lo pueden conocer por formar parte de la Liga Deportiva Alajuelense o no.
-¿Ya conoció las playas?
Sí, cuando llegué fui a una que se llama Jacó, muy linda.