Una pequeña de Pensilvania, Estados Unidos, se jaló una travesura que dejó a todo el mundo con la boca abierta y a su mamá, muerta de la pena.
Kahla Maneely contó que recibió un mensaje de texto de otro padre diciendo que su hija, de 5 años, había llevado un juguete sexual a la escuela, según diario El Clarín.
La apenada madre compartió cómo se enteró de la reacción de los padres y el tema se hizo viral en las redes sociales.
Al parecer, la pequeña Myla había confundido el anillo vibrador de la mamá con una pulsera, y se lo había regalado a su amiga después de bajarse del vehículo que las llevaba a la escuela.
Cuando la otra niña llegó a su casa fue corriendo a mostrarle emocionada el obsequio a sus padres, quienes, como era de esperar, quedaron sorprendidos.
Kahla, de 26 años, compartió en las redes el divertido intercambio de mensajes de texto que tuvo con el padre desconcertado.
La conversación por celular comenzó con la mamá de la amiga diciendo: “¿Oye, Myla le dio esto a mi hija en el autobús hoy?” junto a una imagen de un vibrador sobre un paño de cocina.
“Cuando vi la imagen en el texto, me tomó un segundo atar cabos y mi corazón se hundió hasta la boca del estómago. No sabía qué hacer, nunca me había sentido tan avergonzada en toda mi vida”, reconoce Kahla.
Afortunadamente, la mamá de la otra niña se tomó con humor la situación y bromeó: “Imagino que ella estuvo revolviendo tus cosas”.
“¡Vaya, estoy mortificada! Ni siquiera sé qué decir. ¡Lo siento mucho!”, siguió con su pedido de disculpas, con la debida aclaración de que el vibrador no se había usado.
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Cuando fue interrogada por su mamá y su papá, Myla les contó que estuvo revolcando la mesita de noche de su papá antes de ir a la escuela.
“Le pregunté: ‘¿revisaste las cosas de papá?’. Ella trató de mentir al principio, pero luego me preguntó qué era, ya que era ‘muy elástico’”, contó.
Lo que vino después fue un sermón de cinco minutos para que la niña comprenda que no debe espiar en las cosas de los adultos.
Como era de esperar, una gran cantidad de madres comentaron en su publicación de Facebook riéndose de su desgracia y compartiendo vergonzosas historias propias.
Una aprovechó la ocasión para revelar una anécdota risueña y vergonzante: “Cuando mi hijo tenía dos años salió corriendo agitando mi consolador como si fuera una espada”.
Por supuesto que toda experiencia conflictiva deja una enseñanza, y esta no fue la excepción: desde entonces Kayla y su marido trasladaron todos sus objetos íntimos a un lugar inaccesible a la pequeña.