Escuchar“Nada funciona entre nosotros”, es una expresión que se escucha con muchísima frecuencia en diferentes relaciones de pareja, más cuando se trata de resolver un problema.
Hay relaciones en las que se puede saber claramente el por qué se dan los problemas, cómo se manifiestan o cómo les afecta, pero a la conclusión a la que se llega es “nada funciona entre nosotros”. Analicemos eso juntos:
– ¿Dónde nacen los problemas?
Cualquier problema en una relación de pareja nace en uno o en ambos actores de la relación. Sea frente a una diferencia, un desacuerdo o alguna situación que genere alguna dificultad.
Cuando hay una clara tendencia de hacer problemas de las cosas en lugar de resolver los problemas, vamos por mal camino. Hay una pregunta clave en esto: ¿Está orientado a crear problemas o buscar soluciones? Pero vamos más allá:
– ¿Contribuye a un análisis objetivo?
– ¿Sus aportes están apegados a la realidad, tienen buenos fundamentos o son absurdos?
– ¿Sus reacciones hacen las cosas más grandes?
– ¿Qué sentido de responsabilidad ha asumido con los problemas que se presentan?
– ¿Qué gana culpando a su pareja sobre lo que les pasa?
Si cada vez están peor y nada funciona, simplemente porque tenemos una actitud de enfrentamiento explosivo y evasivo, entonces se va por mal camino.
Mientras esta sea la lógica, desde la cual se enfrenta la vida, claro está que habrá mayores dificultades:
– ¿Qué actitudes tiene?
– ¿Qué capacidad de escucha tiene?
– ¿Le permite hacer un análisis constructivo?
– ¿Qué sentido tiene estar en un enfrentamiento que solo los deteriora?
– Nada funciona entre nosotros, ¿se podrá hacer algo?
Cuando dos personas se permiten, sin perder tiempo, asumir que realmente son los gestores de la vida problemática, puede que alguno de los dos tenga algún grado mayor de responsabilidad, pero al margen de esto, o se enfocan en asumir soluciones o habrá cada vez mayores complicaciones.
Ahora, si en lugar de perder tiempo nos damos cuenta que efectivamente hay que bajar la guardia, hay que dejar de lado la irracionalidad y nos permitimos salir de esa lógica absurda y explosiva, se puede quizá sanar la relación.
