Mehran Karimi Naseri, un refugiado político iraní que vivió más de 18 años en el aeropuerto parisino de Roissy Charles de Gaulle e inspiró a Steven Spielberg para su película “La Terminal”, murió este sábado en una de sus terminales, dijo a la AFP una fuente aeroportuaria.
Falleció de muerte natural poco antes del mediodía del sábado en la terminal 2F, precisó la misma fuente.
Después de haber gastado gran parte del dinero recibido por la película, había regresado hace unas semanas al aeropuerto, añadió la fuente. Llevaba varios miles de euros encima.
Mehran Karimi Naseri, conocido como “Sir Alfred”, nacido en 1945 en Masjed Soleiman, en la provincia iraní de Juzestán, había elegido domicilio en Roissy, al norte de París, en noviembre de 1988, después de un largo periplo en busca de su madre que lo había llevado a Londres, Berlín y Ámsterdam.
En todos los destinos fue expulsado por las autoridades por falta de documentación.
En 1999 obtuvo el estatuto de refugiado en Francia y un permiso de residencia.
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En Roissy se había convertido en una figura emblemática, objeto de numerosos reportajes en televisiones y radios francesas y extranjeras, antes de la consagración cinematográfica.
En 2004, Tom Hanks interpretó su papel en “La Terminal” dirigida por Steven Spielberg.
Historia
Karimi, en 1975 fue torturado y expulsado de Irán sin documentos.
En 1988 llegó a Francia, donde fue detenido, precisamente por no tener documentos.
“Iba a Londres, pero me rechazaron la entrada porque no tenía pasaporte”, contó en alguna ocasión, según una nota de El Universal.
Cuando lo dejaron libre, no se podía ir para ningún lado porque seguía sin documentos y como volver a Irán tampoco era una opción, se quedó en la Terminal 1 del aeropuerto francés.
En julio de 1995 le dieron el estatus de refugiado político en Bélgica, pero no lo aceptó porque no quería irse a vivir ahí. Su verdadero deseo era mudarse al Reino Unido porque se dio cuenta que su mamá era de origen escocés.
En 1999 Francia le ofreció un permiso de residencia temporal y un pasaporte de expatriado, para que pudiera irse del aeropuerto, pero tampoco quiso firmar los papeles.
Varias de las personas que lo conocieron aseguraron en su momento que el aeropuerto era el lugar ideal para que Karimi se ‘sumergiera’ en sus libros y redactara sus memorias, por lo que ya no se quería ir de allí.
“Su historia es incomprensible. Tiene sus papeles en regla, medios económicos, pero no quiere irse porque solo existe a través del aeropuerto”, afirmó Philippe Bargain, jefe del servicio médico del aeropuerto en aquel entonces.
Además, porque dicen que en el aeropuerto ya todo el mundo le había agarrado cariño.
“Es una compañía muy agradable, se nota que procede de una buena familia. Se ha ganado la simpatía de todas las autoridades del aeropuerto y lo dejan vivir aquí”, relató Sylvaine do Sacramento, quien trabajó en la farmacia del aeropuerto.
Finalmente, casi 20 años después, Karimi se fue del aeropuerto en 2006, ya que enfermó y fue hospitalizado.
Cuando abandonó el centro médico, vivió en un hotel y un año después se trasladó para el centro de acogida Emmaus, en el distrito 20 de París.
Después de eso nadie sabía qué se hizo, hasta que hace poco regresó a la terminal donde aterrizó y de donde, curiosamente, despegó para siempre de esta tierra.