Un padecimiento en el corazón que sufría desde hace algunos años devolvió a los brazos del Señor, el lunes por la noche, a don Arnoldo Sosa Vindas, recordado cantador de lotería que hizo millonarios a cientos de costarricenses durante 22 años.
La muerte de don Arnoldo, de 87 años, la confirmó a La Teja Rodrigo Sosa, uno de sus hijos, quien contó que el vecino de Pavas no murió en su casa sino en un hogar geriátrico donde permanecía con todos los cuidados que requería.
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“Murió ayer (lunes 17 de marzo), a las 11:15 de la noche. Padecía del corazón y estaba desde hace rato bastante mal del corazón”, declaró Rodrigo, vía telefónica, a este medio.
Mencionó que la partida de su papá deja con mucho dolor a la familia, quienes se aferran a las enseñanzas que les dio don Arnoldo en vida para seguir adelante.
“Estamos dolidos, pero con la mentalidad de que hay que seguir adelante, que eso nos lo inculcó mi papá y también estar con Dios siempre”, agregó.
A Cholo muchos costarricenses lo conocieron porque trabajó durante 23 años en la Junta de Protección Social (JPS), 22 de esos cantando los números y series de los sorteos de esa institución.
Cholo, así le decían, era conocido como el cantador de lotería más antiguo de la JPS y desde su garganta salieron las combinaciones que hicieron millonarias a muchísimas personas entre 1978 y 2000.
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Además de decenas de sorteos de la Lotería Nacional, Sosa también cantó los cotizados juegos del Gordo Navideño: el último gordo que cantó fue el del año 2000, que premió la serie 858 con el número 09.
En una entrevista que publicó La Nación en el 2000, a días de su retiro de la Junta, Cholo afirmó que no tenía ni idea cuánto dinero había repartido en los sorteos que cantó.
“Son tantos los sorteos que es imposible decir cuánto dinero se ha rifado en los que he participado”, mencionó.
También recordó que llegó a la Junta en 1977 como guarda, trabajo que le ayudó a conseguir un amigo que tenía ahí. Luego pasó a ser anotador fiscal y después obtuvo una posición de oficinista, de la que se “escapaba” para cantar los sorteos.
“Me siento contento porque he trabajado con amor y agradezco a Dios y a todos los vendedores y compañeros del trabajo su ayuda, en el fondo me da un poco de tristeza, pero la verdad ya cumplí con mi trabajo”, dijo a La Nación semanas antes de jubilarse. Se pensionó el 30 de enero del 2001.
Rodrigo dijo que su papá era una persona alegre, trabajadora, un gran emprendedor y muy cariñoso.
“Siempre cuando él trabajaba en la Junta era una persona muy carismática, muy querido. Las personas en la calle le decían que le sacara el mayor o, si no, le decían saco de sal, de broma; pero siempre él se caracterizaba por ser una persona que lo querían mucho”, destacó el familiar.
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Respecto a las honras fúnebres, comunicó que la vela será este martes a partir de las 5 de la tarde en la funeraria Polini. La misa de despedida será este miércoles a las 11 de la mañana en la parroquia Nuestra Señora de Loreto, en Pavas, contiguo a la Embajada de Estados Unidos. ¡Paz a sus restos!