Farándula

Mundo picante: Programan robots sexuales para que se nieguen si no quieren tener sexo

Si las muñecas detectan actitudes poco éticas o desagradables en sus dueños pueden decir que no

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La muñeca ha causado mucha polémica desde su creación. Tomado de Lared21.

El robot sexual inteligente ya es una realidad y es tan real que lo puede rechazar si no quiere tener relaciones

Este pasado mes de abril se sabía que RealDoll X, la primera muñeca sexual robótica y con inteligencia artificial, estaba lista para salir a la venta por un precio que anda entre los 14.000 y 18.000 dólares (entres los ¢7 millones y ¢9 millones y medio).

Pero ya se dio la primera violación a un robot sexual, meses atrás se conoció que un muñeco de las mismas características había sido maltratado hasta acabar con piezas rotas, según contaban en la BBC.

Los creadores de estas robots han decidido dar un paso más en su programación y hacerlas aún más ‘inteligentes’ de manera que puedan llegar a negarse a tener sexo con sus dueños si detectan actitudes poco éticas o desagradables.

Es el caso de Samantha, la robot sexual diseñada por el científico catalán experto en nanotecnología Sergi Santos. Precisamente Santos está trabajando en la actualidad en una robot de las características de Samantha, capaz de decir ‘no’ a su dueño en determinadas situaciones, según informan desde The Guardian.

El español creó un algoritmo para Samantha, que tiene los ojos verdes, el cabello castaño, pesa 40 kilos y tiene unas medidas de 90-55-90. Este robot sexual incorpora un microprocesador en la cabeza que interactúa con el usuario y “nota cuando la tocas”.

Tiene tres modos de interacción: el familiar, el romántico y el sexual, a través del cual puede llegar al orgasmo si es estimulada, pero ahora también podrá negarse satisfacer a su dueño.

Según explica, este código moral añadido en Samantha le permite ahora decir ‘no’ y ya se han podido ver demostraciones de ello, como en el Life Science Center, en Reino Unido.

Esto quiere decir que obligará a su dueño a tener un mínimo de educación sexual con ella, de manera que exigirá que le susurren cosas bonitas al oído y ser acariciada, el dueño tiene que calentar el asunto. Todo ello lo percibirá a través de sus sensores.

De lo contrario, si detecta una actitud violenta por parte de quien la use o se siente acosada, simplemente se apagará y quedará desactivada como si de un maniquí se tratase.

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