James, un hombre casado y de 58 años, comparte su vida diaria tanto con su esposa como con April, una muñeca sexual de silicona con la que mantiene una agitada vida sexual.
Así lo contó sin reparo el británico en un reportaje de Channel 4 titulado 'The Sex Robots Are Coming' (Los robots sexuales están llegando).
Los 1.660 euros (poco más de ¢1 millón) que le costó April para él no son mucho ya que ha cuadriplicado el número de encuentros íntimos que normalmente tiene una persona de su edad y. además, considera a la muñeca como su otra compañera, por lo que sale a pasear con ella y hasta la lleva a cenar.
"Si tuviera que escoger entre April y mi mujer, honestamente no sé qué haría", afirma.
El británico reconoce que, a diferencia de lo que ocurre con su esposa, sí disfruta de sus encuentros íntimos con April, que nada tienen que envidiarle a los que ha practicado con personas de carne y hueso.
"La única diferencia es que si quieres cambiar de posición tienes que moverla tú", explicó.
Aunque dice que lo que más placer le aporta es escoger qué ropa le pone y qué tipo de maquillaje le aplica antes de cada cita.
Sin embargo, lo más llamativo de toda la historia es que su esposa lo sabe y lo aprueba.
Todo empezó porque cuando ella tuvo que descuidar sus "obligaciones maritales" para cuidar de su madre enferma, supo que era mejor llegar a un acuerdo para que James no se sintiera "solo". "Si realmente quisiera, podría haber salido y haber encontrado a alguien más, pero no lo hizo, fue sincero conmigo", explicó la mujer.